“Tu es Petrus et super hanc petram ædificabo ecclesiam meam et portæ inferi non prævalebunt adversus eam. Et tibi dabo claves regni cælorum”
El credo que los cristianos profesamos cada día y cada domingo en la Celebración Eucarística, nos enseña que estamos llamados a evangelizar cada vez más y con más fuerza y más testimonio. Iglesia, viene del griego Ekklesia, y significa “asamblea”. Es la comunidad eclesial en la que se encuentran y participan los creyentes. Este pueblo reunido en todo el mundo vive y experimenta en la Iglesia, la identidad propia de quien es hijo de Dios, su dignidad y la presencia del Espíritu Santo, que habita en cada uno de nosotros. Nos mueve el amor que Jesús nos enseña y nos lo deja como prueba en el gesto de entregarse por nosotros, por todos y cada uno de quien abre su vida a la salvación. “Tú eres Pedro y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia y el poder del infierno no prevalecerá sobre ella” (Mt 16, 18). Estas palabras de Jesús, que nosotros seguimos desde siempre, es una de las garantías que debemos enseñar y hacer vivir de verdad en nuestros ámbitos de pastoral. Es triste presenciar la presencia de la ignorancia y la falta de conciencia en el uso de doctrinas propias de una institución, pretendiendo ser portavoces de un mensaje que conlleva a la unión.
El mensaje de Jesucristo, el hijo de Dios, no es un mensaje político, es palabra de vida y verdad. Es la palabra de Dios presente en todos los ámbitos, en todas las personas. La iglesia católica no excluye a nadie, se preocupa por todos y cada uno de los temas que hacen vida en la sociedad. Es lamentable ver cómo se construyen pseudo ideologías, en bases de arenas y en las supuestas debilidades de otros. No es posible permitir -y seguramente, esto será calificado de desestabilización- que algunos pretendan usar símbolos, doctrinas y gestos propios de la iglesia católica para lanzar fundaciones nuevas con aires de reformas. ¡Por favor! Respetemos la dignidad de las instituciones.
Hasta cuándo vamos a dejar que por caprichos personales se siga agrediendo quien de verdad desea seguir el camino de Jesús en medio de la gente. Nadie excluye a nadie y quien lo hace es por interés. Si deseo fundar o implantar algo es para el bien de la gente, pero a partir de fundamentos y argumentos válidos y no con el fin de dañar la reputación o la dignidad de nadie. ¿Qué buscamos en Venezuela? ¿Qué nos pasa? La tristeza está embargando nuestra sociedad. Las lágrimas están empañando los hogares por la inseguridad y la falta de armonía. Hay demasiadas promesas de todas las partes, de todos los frentes y se nos está olvidando el corazón del hombre. La Iglesia Católica es una, santa, católica y apostólica. ¿Errores? Los hemos cometidos todos los seres humanos, ¡todos! Pero en nombre de Dios: no sigamos dañando la humanidad. (Continuará)
P. José Lucio León Duque
P. José Lucio León Duque