“Al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo
amaré y me revelaré a él”.
I° lectura: Hc 8,5-8.14-17; Salmo: 65; II° lectura: 1Pe
3,15-18; Evangelio: Jn 14,15-21
Conocemos a Jesús en la medida que nos
acercamos a Él. El itinerario pascual
nos revela el designio de Dios para con el hombre y su deseo de estar junto a
nuestro corazón. Importante resaltar en este domingo, cómo todo converge en el
amor de Dios. Esa es una de las constantes más evidentes en el mensaje y en la
vida del mismo Jesús quien nos invita a seguir caminando en su nombre. Las
lecturas nos hacen ver la contundencia del mensaje de Jesús; la predicación y
el ejemplo de sus discípulos hacen que se llene de alegría quien escucha y ve
el testimonio de vida al que todos estamos llamados. Esa llamada nos lleva a
glorificar a Dios, su amor y su presencia en nuestras almas, como signo de
agradecimiento a la vida que Él nos proporciona.
EL
APOSTOLADO DEL AMOR Y LA VERDAD
Hoy el maestro nos indica el camino que debemos
recorrer para recibir con la mayor disponibilidad al Espíritu Santo. El evangelio nos muestra algunos aspectos
fundamentales sobre el modo de vivir el amor de Jesús. Amar a Dios implica
cumplir los mandamientos, escuchar a Jesús, conocer su mensaje y, al mismo
tiempo, mostrarlo a los demás.
El
maestro nos hace una promesa que se cumplirá el día de Pentecostés; con la
preparación para la venida del Espíritu Santo se nos invita a
dar un vistazo a todo lo que hemos recorrido en el periodo pascual que se nos
convierte en aquello que el cristiano debe hacer en su vida. Si no se ama no se
puede vivir bien, si no existe amor se olvida el sentido verdadero de la
evangelización y no se predica a Jesús sino a intereses diferentes del que Dios
nos muestra. Esto puede llevar a descartar a aquellos que necesitan sentir el
amor y la presencia de Dios.
El
mensaje de Jesús es claro: “El que acepta mis mandamientos y los
guarda, ése me ama…” (Evangelio) y de allí podremos recibir plenamente
el Espíritu de la verdad, ese Espíritu que nos da Jesús para amarle cada vez
más y en Él a nuestro prójimo. Estamos llamados a proclamar, sin temor, la
contundencia del evangelio y a levantar nuestra voz de discípulos para anunciar
la verdad presente en el mensaje de Jesús.
UNIDOS
A MARÍA
Con la
fuerza del Espíritu y de la mano con María, nuestra Madre, caminemos en unidad
y armonía. Que todos y cada uno de nosotros seamos evangelizadores y promotores
del mensaje de amor que debemos llevar a todos, sin exclusión y con decisión. ¿Nos
estamos preparando de la mejor manera, para la venida del Espíritu Santo? Así sea.
ORACIÓN POR LA PAZ
¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz! Que allí donde haya odio, ponga yo
amor;
donde haya ofensa, ponga yo perdón; donde haya discordia, ponga yo unión;
donde haya error, ponga yo verdad; donde haya duda, ponga yo fe;
donde haya desesperación, ponga yo esperanza; donde haya tinieblas, ponga yo luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
donde haya ofensa, ponga yo perdón; donde haya discordia, ponga yo unión;
donde haya error, ponga yo verdad; donde haya duda, ponga yo fe;
donde haya desesperación, ponga yo esperanza; donde haya tinieblas, ponga yo luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.
¡Oh, Maestro!, que no busque yo tanto ser consolado como consolar;
ser comprendido, como comprender; ser amado, como amar.
ser comprendido, como comprender; ser amado, como amar.
Porque dando es como
se recibe; olvidando, como se
encuentra; perdonando, como se
es perdonado; muriendo, como se
resucita a la vida eterna.
(Oración atribuida a San Francisco de Asís)
José
Lucio León Duque
joselucio70@gmail.com