José Lucio León Duque

José Lucio León Duque
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sábado, 28 de mayo de 2016

Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, 29 de mayo de 2016

EL PAN DE VIDA, PAN DE LA CARIDAD

Celebramos la Solemnidad del Santísimo Cuerpo y Sangre de Cristo, y su presencia en la vida del hombre. Hoy, vivimos junto a Jesús esa presencia eucarística, siendo ella, certeza para todos nosotros de vida, esperanza y salvación.

Debemos, como verdaderos cristianos, recordar siempre a Dios, nunca olvidarnos de los dones y gracias que nos concede, recordar orar siempre por las vocaciones sacerdotales y religiosas y participar del banquete eucarístico, del Cuerpo y la Sangre de Jesús.

PRESENCIA REAL

En la historia de la salvación, en la cual cada uno de nosotros somos partícipes, encontramos un itinerario de la presencia de Dios en el corazón de sus hijos. Esa presencia eucarística es real, verdadera, cierta, que se hace vida en cada hombre y mujer, en la medida que la reconocemos como "fuente y cima de toda la vida cristiana" (LG 11).

La presencia real de Jesús en el Santísimo Sacramento nos lleva a reflexionar sobre los siguientes puntos: en primer lugar, es sacrificio que nos redime, nos salva, nos purifica. En segundo lugar, es misterio por el cual cada cristiano, creyente y amante de la Eucaristía, siente admiración plena. En tercer lugar, es sacramento, en el cual nos deleitamos y participamos sin cesar. San Agustín en el Comentario al Evangelio de San Juan, habla de la Eucaristía como "¡Sacramento de piedad, signo de unidad y vínculo de caridad!".

La Evangelización, a la cual todos estamos llamados, debe llevar como bandera nuestro amor a Jesús Eucaristía y a la Santísima Virgen María. Ello conlleva a creer y vivir la fraternidad, la unión y el amor, si esto falta, la Evangelización decae y no produce fruto. Es por ello que nuestro testimonio debe centrarse en ser fieles amantes de la Eucaristía, llevando a todos el anuncio de la Buena Nueva sin excepción.

El papa Francisco nos interpela respecto a esta Solemnidad: “Cuántas madres, cuántos papás, junto con el pan de cada día, cortado en la mesa de casa, se parten el pecho para criar a sus hijos, y criarlos bien. Cuántos cristianos, en cuanto ciudadanos responsables, se han desvivido para defender la dignidad de todos, especialmente de los más pobres, marginados y discriminados. ¿Dónde encuentran la fuerza para hacer todo esto? Precisamente en la Eucaristía: en el poder del amor del Señor resucitado, que también hoy parte el pan para nosotros y repite: «Haced esto en memoria mía».

MARÍA, MUJER DE LA EUCARISTÍA

La presencia de María Santísima, nuestra madre, es permanente y sincera. Ella, conservando y guardando todo en su corazón, se convierte en discípula fiel que nos enseña el camino que debemos seguir para ser adoradores en Espíritu y Verdad de la Eucaristía. Sigamos a Cristo, estemos junto a él y confiemos plenamente en su presencia en medio de nosotros. Así sea.

“¿Me dejo transformar por Él? ¿Dejo que el Señor que se dona a mí, me guíe para salir cada vez más de mi pequeño espacio y no tener miedo de donar, de compartir, de amarlo a Él y a los demás?” Papa Francisco

 José Lucio León Duque

joselucio70@gmail.com

miércoles, 25 de mayo de 2016

Mons. Francisco Escalante, MAIOR AUTEM CARITAS, 26 de mayo de 2016

Mons. Francisco Escalante, 
“MAIOR AUTEM CARITAS”

Corría el año 1987, el 26 de septiembre ingresaba al Seminario Santo Tomás de Aquino junto a un nutrido grupo de jóvenes, quienes deseábamos iniciar el camino hacia el sacerdocio. Allí conocí a los compañeros de este camino, el cual siempre se caracterizó por la alegría y el deseo de vivir la fraternidad, aún en medio de las dificultades. Entre todos los compañeros de camino, estaba Francisco Escalante, estudiante de teología en ese momento y con quien compartimos momentos gratos como verdaderos hermanos.

Desde las clases de catequesis para poder acceder a la Pastoral, el grupo de Infancia Misionera “queremos ser amigos de Jesús”, el servicio pastoral en la entonces escuela San Miguel de Palmira, así como tantos momentos de fraternidad. Pudimos recorrer juntos, recordando aquí el caminar con Javier Rei Yonekura, en Pamplona y en Roma, un verdadero itinerario de formación, cada quien en su especialización, pero siempre pendientes los unos de los otros como hermanos. Lo que se sembró en aquellos años, es un agradecimiento a Dios por el hecho de que el sacerdocio nos hace aún más hermanos y hoy es la prueba de lo que realmente es la fraternidad sacerdotal.

Agradezco a Dios por todo lo que la Iglesia y el sacerdocio me ha regalado, pero en este momento de manera particular, por la fraternidad que Francisco Escalante, elegido Obispo para el servicio del pueblo de Dios, ha manifestado con mi persona y con todos aquellos que han compartido en el itinerario de su vida, con la plena seguridad que su sencillez -como hasta ahora ha sido- seguirá siendo una de las principales características en la que se ha destacado este hermano nuestro.

“MAIOR AUTEM CARITAS”, nota fundamental para la vida de todo aquel que es llamado para servir como ministro de Jesucristo; característica de quien desea configurarse a Cristo Buen Pastor; compromiso del discípulo que cree verdaderamente que vale la pena seguir a Cristo, servir a los demás y anunciar el Evangelio a todos sin excepción.

Felicitaciones Mons. Francisco Escalante. Estoy convencido que muchos hermanos y hermanas nuestros, no solo sienten el gozo de esta elección, sino que saben que esa alegría será compartida cada día en el servicio que el Señor le ha encomendado. El Santo Cristo de La Grita y Nuestra Señora de los Ángeles, le bendigan en este camino y sea siempre la Caridad la máxima expresión del testimonio que dará a ejemplo de Cristo, Sumo y Eterno Sacerdote.


José Lucio León Duque

joselucio70@gmail.com

IIIº Domingo de Cuaresma, 7 de marzo de 2021

LA CASA DE DIOS ES NUESTRA CASA “Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.”...