Sector Las Dalias de Las Minas (Caracas) |
COMBATIR
EL MAL A FUERZA DE BIEN
“Ojalá escuchen hoy la voz del Señor: No endurezcan
su corazón.” (Sal 94, 8-9)
Iº
lectura: Deut 18,
15-20; Salmo: 94; IIº lectura: 1Cor 7, 32-35; Evangelio: Mc 1, 21-28
Escuchar,
reflexionar y actuar: Tres actitudes que todo cristiano debiera asumir
como compromiso de vida y como parte del proceso evangelizador en el cual todos
estamos llamados a ser partícipes. La vida cotidiana nos sigue presentando
situaciones en algunos casos desagradables, en otros confortables y llenas de
la presencia de Dios.
JESÚS ENSEÑA CON AUTORIDAD
La palabra autoridad
expresa poder, potestad, facultad. De Jesús se decía eso, que enseñaba de ese
modo, ya que tenía y tiene la facultad y el poder para actuar como quien es:
verdadero Dios. Su autoridad es ejercida
con cariño, ternura y amor. Es la potestad de llevar a todos un mensaje de
esperanza, sin exclusión, sin esclavitud, ya que muchos creen que ejercer la
autoridad es esclavizar a los demás, y no es así. El Evangelio de este día
muestra la autoridad de Jesús ante la gente y ante el espíritu inmundo, quien
ante la omnipotencia no tuvo otra opción que alejarse.
Lo que Jesús enseña es prioridad para el hombre de
hoy, es la semblanza del amor profundo que el maestro por excelencia nos tiene,
es el ejemplo que debemos seguir y en la vía que debe ser encaminada nuestra
vida. El cristiano puede y debe unirse a Jesús para eliminar de su vida
cualquier tipo de maldad, rencor, odio, violencia, elementos que se radican en
el mundo debido al espacio en el cual el maligno se desenvuelve. Jesús, el
Maestro, da ejemplo de autoridad con la cual se extiende el Evangelio a todos,
como una enseñanza novedosa en la cual se subliman los detalles de amor que
tiene Dios en su plan de salvación para con todos y cada uno de nosotros.
Es por ello que nuestra mirada debe dirigirse a la
nueva evangelización, a ser discípulos de fe y esperanza que desea llevar al
pueblo de Dios la verdadera enseñanza que es camino de paz y justicia. Unámonos
a Dios, a su amor y su misericordia; unámonos cada vez más a Él como miembros
de la Iglesia
que somos; unámonos a los pobres y excluidos, protagonistas del mensaje de
Jesús; unámonos entre nosotros en fraternidad, testigos de la verdad y
luchadores constantes de paz, contra todo tipo de maldad, de violencia y de
injusticia que pueda existir: el arma del cristiano es la paz.
MARÍA, REINA DE LA PAZ
María
guía el corazón y la vida del hombre a seguir la voz de Dios, a escuchar y
vivir las enseñanzas de su hijo y a alejar de nuestra vida la presencia del
maligno. Cada día
ofrezcamos detalles de amor a María Santísima por nuestra conversión, por los
enfermos, por quien lo necesita y por la Evangelización en la Iglesia, en la
que todos somos parte fundamental con la oración, el servicio y el trabajo. Así sea.
José Lucio León Duque
joselucio70@gmail.com