José Lucio León Duque

José Lucio León Duque
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jueves, 6 de noviembre de 2014

Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán

LA CASA DE DIOS ES NUESTRA CASA
“¿No saben que son templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en ustedes? Si alguno destruye el templo de Dios, Dios lo destruirá a él; porque el templo de Dios es santo: ese templo son ustedes.”

I° lectura: Ez 47:1-2, 8-9, 12; Salmo: 46; II° lectura: ICor 3:9-11, 16-17; Evangelio: Juan 2:13-22

Si entendiéramos el significado de lo que es el Templo para nosotros los cristianos, nuestra actitud sería totalmente diferente ante el insondable amor que Dios manifiesta para con todos y cada uno de nosotros. San Juan de Letrán es el primer gran templo cristiano construido en Roma después de las persecuciones, en el siglo IV; es llamada la Catedral del Papa como obispo de Roma.

Este domingo, día en el cual se celebra esta fiesta, se nos ofrece la posibilidad de darle el lugar que tiene en nuestras vidas el Templo y el que tiene él en nosotros. Al entrar en el Templo, Jesús deja en evidencia la necesidad del mismo y el verdadero uso que se debe hacer de él.

EL TEMPLO: CASA DE ORACIÓN…

Celebrando la dedicación de la Basílica de Letrán, encontramos un camino que todo cristiano debe seguir, todo esto junto a la actitud de Jesús quien encuentra que el Templo había sido convertido en un lugar de comercio, en una cueva de ladrones. Mucha gente critica de manera malintencionada a la Iglesia, degradando con las palabras lo que tal vez nunca han vivido con el corazón.

Jesús entra al Templo y ve con tristeza, cómo habían convertido el lugar de la oración en un mercado, dejando de lado el verdadero significado de él. El maestro nos enseña que el Templo ante todo, es la casa de Dios, es el lugar donde cada uno de nosotros, cualquiera sea nuestra condición, ya que somos templos vivos del Espíritu Santo. Junto a esto se nos pide vivir de acuerdo a nuestro rol de cristianos y discípulos de Jesús.

Los detalles de amor a Dios se manifiestan en nuestra actitud en el Templo, en el modo de vestir, de comportarnos, de vivir la fraternidad con los demás, de cómo es nuestra participación en la Eucaristía y demás sacramentos. ¿Somos colaboradores en nuestras parroquias? ¿Estamos participando de las actividades y celebraciones propuestas? ¿Respetamos y cuidamos nuestros Templos y nuestras vidas?

MARÍA, TEMPLO DEL AMOR DE DIOS

María Santísima, nuestra madre, nos enseña a vivir como sagrarios. Cada vez que recibimos la Eucaristía, la acción de gracias debe ser dirigida a Dios con gozo y alegría, por permitirnos que Jesús esté en nuestra vida. Acerquémonos a Jesús presente en la Eucaristía y seamos fieles discípulos que viven con respeto, dignidad y convicción el amor hacia el lugar sagrado donde vive Dios. Así sea.

José Lucio León Duque

joselucio70@gmail.com

IIIº Domingo de Cuaresma, 7 de marzo de 2021

LA CASA DE DIOS ES NUESTRA CASA “Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.”...