“¡ALÉGRATE!”: UN MENSAJE PARA TODOS
“…porque para Dios nada hay imposible. María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.”
Iº lectura: 2Sam
7,1-5.8-11,16; Salmo: 89; IIº lectura: Rom
16, 25-27; Evangelio: Lc 1,26-38
El camino que nos lleva a la Navidad es un
itinerario de paz, alegría y esperanza. La alegría y la paz
son temas propicios que encaminan al hombre de hoy a vivir con sencillez y este
aspecto es primordial en la liturgia de este día. En ella, Dios muestra el
deseo de vivir en el corazón del hombre y ser parte del amor que se debe
practicar en el prójimo y en cada uno de nosotros.
TIEMPO DE PAZ Y JUSTICIA
Dios nos pide caminar en
su presencia, ser verdaderos discípulos, testigos y misioneros de su palabra. Él
desea habitar en el corazón del hombre y que todos seamos constructores del
templo de nuestras vidas, en nuestras familias, en nuestra sociedad. Ser
constructores significa caminar por sendas de paz y justicia, que permitan
descubrir cada día más el insondable amor de Dios que nos da la fuerza en la
preparación del corazón de hombre para su llegada. Es por ello que proclamamos
el Evangelio de la verdad, el Evangelio de la vida, el mensaje de Jesús, Hijo
de Dios hecho hombre, presente por siempre en nuestra vida.
Se nos invita a
prepararnos bien para que esta Navidad sea un momento oportuno para llenarnos
de Dios, escuchar su Palabra y ayudar de verdad a quien lo necesita. No podemos
ser indiferentes ante el sufrimiento del prójimo, debemos tomar conciencia que
es necesario acercarnos más entre nosotros, tener gestos de solidaridad y dar
testimonio de la vocación a la que hemos sido llamados: ser discípulos de
la paz, la reconciliación y defensa de la vida.
Con esto debemos, en
primer lugar, ser templos del Espíritu Santo; luego, vivir
según la voluntad de Dios y en tercer lugar, reconocer en el amor
de Dios el modo de cumplir su voluntad para creer, vivir y anunciar el
Evangelio. Nos uniremos a Dios como discípulos de Jesús si creemos cada vez en
su presencia en medio de todos, sin exclusión, sabiendo que todos somos parte
de Él y de la Iglesia. En este tiempo de Adviento que hemos vivido, y en el de
Navidad que se avecina, estamos llamados a unirnos con convicción al plan
salvífico de Dios para con su pueblo: un plan de amor, paz y justicia.
SENCILLOS Y HUMILDES CON
MARÍA
Dios nos anuncia el
mensaje de paz presente en su Hijo a través del poder del Altísimo y en
el “fiat” -hágase- de María Santísima. Ella nos da el ejemplo
para cumplir con humildad y sencillez la voluntad de Dios, que no es otra cosa
sino vivir de corazón su amor hacia Él, el prójimo y nosotros mismos. María,
nuestra madre nos guía a Jesús, ella nos da la posibilidad de estar junto a Él,
junto a la Sagrada Familia, junto al amor de Dios hecho hombre. Así
sea.
Señor
Jesús, Maestro del amor y de la vida, Santo Cristo del Rostro Sereno,
te
pedimos por el mundo entero, por nuestro país Venezuela a ti consagrado.
Estamos
en tus manos y en ellas tenemos la confianza de
recibir
la sanación y la liberación que necesitamos.
Estamos
ante ti, sin miedo y con esperanza, recibiendo el regalo de tu presencia
en la Eucaristía, de tu misericordia, de la nueva creación, de la luz.
Te
pedimos por todos y cada uno de nosotros, quienes ratificamos nuestra adhesión
a ti y nuestro servicio misionero en pro de los más necesitados.
Te
encomendamos los enfermos, los más débiles, los pobres y excluidos.
Confiamos
en ti y nos refugiamos en tu amor.
Señor
de la paz, de la salud y de la misericordia, escucha la súplica de tus hijos en
esta hora en la que estamos y debemos estar más unidos que nunca. Así
sea.
#YoMeQUedoEnCasa
#HoyMasUnidosQueNunca
#YoTengoUnAmigoSacerdote
José
Lucio León Duque
Sacerdote de la Diócesis de San Cristóbal