José Lucio León Duque

José Lucio León Duque
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martes, 14 de octubre de 2014

XXIX Domingo del Tiempo Ordinario, 19 de octubre de 2014

¿QUE DAMOS A DIOS?
“Ante Dios, nuestro Padre, recordamos sin cesar la actividad de su fe, el esfuerzo de su amor y el aguante de su esperanza en Jesucristo, nuestro Señor.” (I Tes 1, 3)

I° lectura: Is 45, 1. 4-6; Salmo: 45; II° lectura: I Tes 1, 1-5b; Evangelio: 22, 15-21

Salir al encuentro del Señor, es signo de unión con aquel que viene a traernos paz y armonía a nuestros corazones. Él se da a conocer y se presenta como el camino a seguir, (I° lectura), ya que Él es digno de nuestra alabanza y adoración (Salmo). Esto nos conduce a vivir con fe, fortaleza y convicción con quien nos ayuda y nos guía (II° lectura).  En este domingo podemos reflexionar sobre el rol del cristiano y cómo en su vida debe reinar, en nombre del Altísimo, la justicia y todo lo que ella comporta.

ANTE TODO: DIOS

Se puede notar la presencia de la justicia en la liturgia de hoy. El Evangelio nos presenta el deseo de algunos por hacer daño a Jesús, queriendo comprometerlo ante todos y, como decimos en lenguaje popular, “hacerlo quedar mal” en todos los sentidos. Se le pregunta a Jesús, con una inicial ironía y sarcasmo, si es lícito pagar tributo al Cesar o no.

Esta pregunta es un modo que evidencia la no muy buena intención de algunas personas hacia Jesús. Hoy día, lamentablemente existen situaciones en las cuales desafiamos el amor de Dios y su infinita misericordia. Tildamos a Dios de injusto si nos pasa algo malo o tenemos algún problema, pensamos que si no obtenemos lo que queremos, es porque Dios no quiere o no nos escucha. ¡Nada más lejos de eso porque Dios es justo y recto!. El problema existente es la falta de valentía, temores infundados e incoherencia constante.

Con esto no se pretende decir que todo pueda estar mal, sino que se puede mejorar lo que sea necesario. “Dar a Dios lo que es de Dios”, es entregar nuestra vida a quien nos regala cada día su amor y su paz; es encontrar en el prójimo el espacio para aplicar la justicia; es llevar a cada corazón, a cada hombre y mujer, el Evangelio de la vida y de la justicia; es reconocer en cada persona su dignidad, sus derechos, sus deberes; es luchar con dedicación por cultivar valores en las familias, en las comunidades, en toda la sociedad, en la Iglesia. Podemos decir que en la respuesta de Jesús encontramos la justicia que todos y cada uno de nosotros debemos practicar.

Muchas veces, por estar cumpliendo al “Cesar”, olvidamos nuestros deberes con Dios y lo que, como cristianos y discípulos de Jesús, estamos llamados a vivir: ser coherentes y justos. Seamos testigos del Evangelio, entendamos de una vez que es necesario amar a Dios por sobre todo; ante todo está Él y por Él y para Él, es que vivimos, nos movemos y existimos. Esto nos dará la fuerza en tomar la decisión de salir y evangelizar, con nuestro testimonio de vida y con el Evangelio de la Verdad.

CON LA BENDICIÓN DE MARÍA SANTÍSIMA

Dediquemos tiempo, junto al rezo del santo Rosario, a hacer obras de caridad y a reflexionar cada vez más sobre el verdadero sentido de la justicia en nuestra vida y con relación al prójimo. María Santísima nos guía, nos acompaña y nos bendice, acerquémonos cada vez más a ella, a la Iglesia, a los Sacramentos; seamos misioneros decididos a vivir el mensaje de Jesús y demos a Dios lo que es de Dios. Así sea.

José Lucio León Duque


lunes, 13 de octubre de 2014

Mons. José Hernán Sánchez Porras, "entra en el gozo de tu Señor".

“VEN, SIERVO BUENO Y FIEL…ENTRA EN EL GOZO DE TU SEÑOR”

El Señor recibe con sus brazos abiertos a un pastor, sacerdote, hijo del Táchira y parte del corazón de generaciones que recibimos sus enseñanzas de padre y maestro. Mons. José Hernán Sánchez Porras, obispo del Ordinariato Militar, durante muchos años sembró la formación en muchos que hoy somos sacerdotes en varias partes del mundo.

Sus enseñanzas, su paternidad, fraternidad y cercanía, así como su disciplina y su estilo muy propio de mostrarnos el camino al sacerdocio, nos marcaron de manera innegable y mantienen vivo un recuerdo que se hace vida cada vez que debemos servir como pastores.

Particular recuerdo es su confianza en enviarme a estudiar teología junto con otro hermano, P. Javier Yonekura y habernos permitido fortalecer la formación que teníamos, impartida en nuestro Seminario “Santo Tomás de Aquino”.

Se ha ido a la casa del Padre un gran sacerdote, un gran pastor, un buen amigo. Los encuentros con él siempre fraternos, dejan la huella de una sincera certeza que nos hace pensar en la necesidad de vivir de una manera más eficaz la fraternidad sacerdotal y cristiana.

Siempre un detalle, una agenda, un libro, algún recuerdo. Si en algún momento hubo alguna llamada de atención seguramente fue por el bien de nosotros y Dios le recompensa hoy el servicio y el esfuerzo que ha tenido, vivido y experimentado por la Iglesia venezolana.

 

Gracias Mons. José Hernán por sus palabras durante la última vez que nos encontramos este año. Gracias por animarme y animarnos a seguir adelante. Dios en su infinita misericordia y amor le recibe en el cielo, con las palabras del Evangelio: “Ven, siervo bueno y fiel…entra en el gozo de tu Señor” (Mt 25, 14-30) -y agrego-, junto a los verdaderos “querubines” que ahora acompaña para la eternidad. Así sea.

 


José Lucio León Duque

domingo, 12 de octubre de 2014

92 años de la Diócesis de San Cristóbal, Venezuela.


“EN ESPIRITU Y VERDAD…HACIA LA RECONCILIACIÓN

Hace 92 años la Iglesia inició un camino en estas tierras tachirenses. Un camino que se ha convertido en la manifestación de Fe propia de quienes, a través de este tiempo, han guiado, vivido y caminado juntos en la Misión Evangelizadora propia de una Diócesis.

San Cristóbal, una diócesis de Fe y Esperanza. Tierra de sacerdotes, escritores, músicos, historiadores, de gente sencilla y cordial. Diócesis de servicio y trabajo, donde todos los que formamos parte de ella, damos lo que le es propio para llevar el mensaje de Cristo a todos sin excepción.

Nuestra diócesis está de cumpleaños. Se cumple un año más, donde el horizonte se perfila lleno de esperanza y de fe, donde podemos constatar el deseo de extender el mensaje de paz en medio de las dificultades. Nuestra diócesis se llena de júbilo por sus parroquias, sacerdotes, religiosos y religiosas, laicos comprometidos, pueblo de Dios y junto a ello, nuestro amado Seminario “Santo Tomás de Aquino”, los Templos Parroquiales, las capillas, la Universidad Católica, las casas de formación de las diferentes congregaciones religiosas. Cuántas cosas tan hermosas en esta tierra de gente sencilla y llena de fe.

La vida de esta diócesis, que camina en ESPIRITU Y VERDAD EN LA MISIÓN DIOCESANA HACIA LA RECONCILIACIÓN, es un ejemplo para todos. El servicio que aquí se vive y se experimenta, se manifiesta en lo que debemos ser: cristianos que siguen el Evangelio, teniendo en cuenta que el camino recorrido, el que se recorre y el que aún falta por recorrer, es y será el resultado del servicio de nuestros obispos que han acompañado siempre al Pueblo de Dios.

Elevemos nuestra mirada al cielo y digámosle a Dios con el corazón lleno de júbilo: GRACIAS a Mons. Tomás Antonio, Mons. Ignacio Rafael, Mons. Alejandro, Mons. Marco Tulio y Mons. Mario del Valle. Dios ha sido infinitamente bondadoso con nuestra diócesis en este camino cargado de historia, de fe y de servicio pastoral en el cual estamos llamados a participar de manera activa siendo discípulos y misioneros del Evangelio.

Nuestro compromiso como discípulos de Jesús sigue vigente mirando más allá de lo que se nos pueda presentar. El camino iniciado por Mons. Tomás Antonio Sanmiguel continúa en el corazón de cada fiel, de cada parroquia, de cada sacerdote, de todos y cada uno de nosotros. Confiemos el servicio pastoral de nuestra Diócesis a nuestra Madre del Cielo, la Virgen de la Consolación. Ella nos guía en este itinerario de Fe, llevándonos de la mano hasta Jesús.

¡FELIZ CUMPLEAÑOS DIOCESIS DE SAN CRISTOBAL! La oración de este pueblo se hace eco del amor que por ti sentimos y nos unimos siempre más para seguir caminando juntos en Espíritu y Verdad, siendo testigos sinceros del Evangelio y dispuestos a seguir llevando a todos el mensaje de paz y de reconciliación que tanto necesitamos. Así sea.

José Lucio León Duque
Sacerdote de la Diócesis de San Cristóbal, Venezuela.

IIIº Domingo de Cuaresma, 7 de marzo de 2021

LA CASA DE DIOS ES NUESTRA CASA “Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.”...