VEN, NO TENGAS MIEDO
“Después
del terremoto, vino un fuego; pero el Señor no estaba en el fuego. Después del
fuego, se oyó una brisa tenue…”
I° lectura: 1Re 19, 9ª. 11-13a; Salmo: 84; II° lectura: Rom 9, 1-5; Evangelio: Mt 14, 22-33
Un camino lleno de expectativas y una vida plena del amor de Dios que pasa a cada momento, eso es lo que nos enseña el Señor en este domingo. ¿Dónde está Jesús? Habiendo mostrado su poder para hacer el bien, multiplicando gracias, dones, bendiciones, alimento espiritual y material, se presenta en medio del mar de nuestra vida, caminando con seguridad sobre las aguas turbulentas que mueven el mundo, al hombre de hoy, a todos y cada uno de nosotros en este escenario donde la situación mundial se siente quebrantada a causa del COVID 19 y la crisis que se presenta cada día.
DIOS PASA POR NUESTRA VIDA CON SUAVIDAD Y FIRMEZA
¡Qué
imagen tan hermosa la del paso de Dios! Pasa en la brisa tenue, en la brisa
ligera y suave. Veamos tres puntos fundamentales que se desprende de toda la
liturgia de la palabra en este día.
En primer
lugar, la firmeza de Jesús al caminar
sobre las aguas. Su paso aunque suave es firme, y así es la presencia de Dios
en nuestras vidas: una presencia cierta, fuerte, sincera, duradera y llena de
una bondad y ternura tal, que hace del hombre un ser que ve a Dios por encima
de todo y con la verdad como bandera.
En segundo
lugar, la misericordia de Dios nos salva y
crea en nuestros corazones una fe tan grande, capaz de ver más allá de las
cosas superfluas y banales.
En tercer
lugar, Jesús nos invita a confiar más en
él. Quiere que cada uno de nosotros cultivemos la fe, seamos buenos cristianos
y salgamos de las falsas seguridades. Así como a Pedro, también a nosotros nos
dice hoy: “ven…” y luego de sentir nuestra duda, nos llama la
atención: “!qué poca fe! ¿por qué has dudado?”. Aquí podemos
situar los nombres de todos nosotros, hombres y mujeres deseosos de paz,
seguridad y armonía. La enseñanza de Jesús en este domingo es clara: Dios está
presente en todas partes, en el corazón de todos los hombres y mujeres, sin
distinción ni preferencias.
La
presencia suave y cierta de Jesús en el camino de la vida, es garantía de la
salvación; nadie debe sentirse excluido, nadie
debe pensar que la duda pueda reinar en el mundo, nadie tiene derecho a quitar
la ilusión de tantas personas que buscan cada día encontrarse con Dios.
Reflexionemos: ¿somos discípulos que dudan, o discípulos que confían?
MARÍA,
MADRE DE LA CONSOLACIÓN
En esta
semana, nuestra madre del cielo nos acompaña de manera especial. Acudamos
fieles a los brazos amorosos de María Santísima de la Consolación y
sintamos su acompañamiento, como presencia pura, inmaculada y maternal que nos
regala Dios en su paso, a través de ella.
Pidamos a Dios por el miedo, la duda, la incertidumbre, la falta de confianza en Él, la falta de caridad que pueda existir en nuestras vidas. Seamos conscientes que sólo en Jesús podremos vivir en paz, armonía y misericordia, pues Él toca nuestros corazones para que nosotros acudamos a Él sin ninguna duda y con plena confianza. Así sea.
Señor Jesús, Maestro del amor y de la vida,
Santo Cristo del Rostro Sereno,
te
pedimos por el mundo entero, por nuestro país Venezuela a ti consagrado.
Estamos en tus manos y en
ellas tenemos la confianza de
recibir
la sanación y la liberación que necesitamos.
Estamos ante ti, sin
miedo y con esperanza, recibiendo el regalo de tu presencia en la Eucaristía,
de tu misericordia, de la nueva creación, de la luz.
Te pedimos por todos y cada uno de nosotros,
quienes ratificamos nuestra adhesión a ti y nuestro servicio misionero en pro
de los más necesitados.
Te encomendamos los enfermos, los
más débiles, los pobres y excluidos.
Confiamos en ti y nos
refugiamos en tu amor.
Señor de
la paz, de la salud y de la misericordia, escucha la súplica de tus hijos en
esta hora en la que estamos y debemos estar más unidos que nunca. Así
sea.
#YoMeQUedoEnCasa
#HoyMasUnidosQueNunca
#YoTengoUnAmigoSacerdote
#YoSoyDevotoDelSantoCristo
José Lucio León Duque
Sacerdote de la Diócesis
de San Cristóbal