José Lucio León Duque

José Lucio León Duque
En Sintonía con Jesús Radio

Radio en vivo

viernes, 3 de febrero de 2017

V° Domingo del Tiempo Ordinario, 5 de febrero de 2017

LUZ Y SAL DE LA TIERRA
“Ustedes son la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Ustedes son la luz del mundo…”

Iº lectura: Is 58, 7-10; Salmo: 111; IIº lectura: 1Cor 2, 1-5; Evangelio: Mt 5, 13- 16

Este domingo, nos encontramos con la luz y la sal, signos y símbolos del Señor. La luz y la sal, la claridad y el sabor que estamos llamados a vivir, a dar al mundo y a cultivar en nosotros. Así como la luz y el día se oponen a la noche y a las tinieblas; de la misma manera la sal (los cristianos) se oponen al “sin sabor” que se encuentra en el camino de quien no cumple la voluntad de Dios. La sencillez y la generosidad son elementos fundamentales para encontrar el modo de ser luz y sal de la tierra. Esto sólo lo posee quien camina en la luz, quien se fortalece en la oración. Pero atención: ¡Hay sombras que se presentan en la vida de todos y cada uno de nosotros!

ALUMBRAR, NO OSCURECER

Quien es cristiano debe ser luz para todas las personas y necesidades del mundo. El cristiano sabe que esta riqueza tan grande (la oración y la luz), le acerca a su salvador y que además es una forma extraordinaria de conseguir el perdón de sus pecados. La Iglesia es una comunidad de creyentes en la cual todos tenemos espacio, y aunque es de todos, ella tiene una particular preferencia por los pobres y excluidos. Compartir con sencillez es garantía de aquello para lo que estamos llamados: ser luz y sal de la tierra para quienes necesitan, sin exclusión y con convicción.

Hagamos hoy una oración por el prójimo, por los que sufren, por los excluidos, para que nuestro verdadero compromiso sea convertirnos en luz y sal para los demás, para el mundo pero también y de manera especial, en nuestros propios hogares.

EN UNIÓN CON MARÍA

En este itinerario de fe, María Santísima nuestra madre, nos acompaña e indica el camino a seguir. Ella, madre del amor y maestra de oración, nos enseña a orar, escuchar a Jesús y guardar en nuestro corazón sus palabras y enseñanzas para que seamos testigos del amor de Dios. Así sea.
José Lucio León Duque
joselucio70@gmail.com


IIIº Domingo de Cuaresma, 7 de marzo de 2021

LA CASA DE DIOS ES NUESTRA CASA “Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.”...