CONVERTIRSE Y PREPARARSE…
“Siempre que rezo por
ustedes, lo hago con gran alegría. Porque han sido colaboradores míos en la
obra del evangelio, desde el primer día hasta hoy. Esta es nuestra confianza:
que el que ha inaugurado entre ustedes una empresa buena, la llevará adelante hasta
el Día de Cristo Jesús.”
Iº
lectura: Bar 5, 1-9; Salmo: 125; IIº lectura: Fil 1,4-6.8-11; Evangelio: Lc 3, 1-6
Prepararse para la
conversión, es una de las invitaciones que se nos regala en el tiempo de
Adviento, de manera especial, en este segundo domingo. Se presenta la figura
sencilla, austera y llena de fe del precursor. Su misión es la de preparar el
camino del Mesías, llamando al pueblo de Israel a convertirse y arrepentirse de
los pecados.
PREPARAR EL CAMINO…
El evangelista Lucas
presenta el hecho de que Juan el Bautista ha anunciado la inminente venida del
Mesías indicando su grandeza. Su tarea es esa: atraer la atención hacia Jesús y
mostrar al mismo tiempo el modo como vivía Juan: en el desierto y con
austeridad, siendo para nosotros ejemplo de esperanza, de seguridad y de
conversión.
Mientras continúa el
camino del Adviento y nos preparamos para celebrar la Navidad, se verifica en
nuestra sociedad el llamado de Juan, la voz que grita en el desierto, en el
vacío en el que muchas veces nos encontramos. Es un llamado que motiva a abrir
nuestros corazones y recibir al Hijo de Dios que viene en medio de su
pueblo.
Está en juego nuestro
destino: nuestro comportamiento hoy, será garantía de la recompensa eterna.
Juan habla a través de los siglos, a todas las generaciones, a todos y cada uno
de nosotros. Sus palabras, claras y duras, son alivio para el hombre de hoy,
hombres y mujeres de nuestro tiempo, donde aún se perciben síntomas de
mentalidades materialistas.
La “voz que grita en el desierto” nos
invita a preparar la venida de Jesús, y ello se proclama en “los desiertos de hoy”, desiertos
interiores y exteriores, sedientos del agua viva que es Cristo, que se dona a
aquellos que tienen la disposición de vivir la conversión. ¡Imitemos este
estilo de vida en medio de la vida cotidiana en el inicio del Año de la
Misericordia!
MARÍA NOS ENSEÑA Y
AYUDA A ESPERAR…
En pocos días
celebraremos el nacimiento de Jesús. En los pesebres colocaremos su imagen,
muchos le dejarán sus carticas y los tradicionales villancicos hacen que un
solo canto se eleve al cielo para entonar junto a los ángeles la paz, la
alegría y la justicia.
No dejemos pasar este
momento favorable y recordemos siempre que alguien espera de nosotros
-colocando la atención en los pobres y excluidos-, la alegría que viene de Dios
y el testimonio de una vida, que como la de María Santísima, nos enseña la
paciencia y la humildad. Así sea.
José Lucio León Duque
joselucio70@gmail.com