José Lucio León Duque

José Lucio León Duque
En Sintonía con Jesús Radio

Radio en vivo

sábado, 13 de diciembre de 2008

IIIº Domingo de Adviento - 14 de diciembre de 2008

“Voz que grita en el desierto”
“Vivan siempre alegres, oren sin cesar, den gracias en toda ocasión, pues esto es que Dios quiere de ustedes en Cristo Jesús”.

Iº lectura: Is 61, 1-2.10-11; Salmo: Lc 1; IIº lectura: I Tes 5, 16-24; Evangelio: Jn 1, 6-8.19-28

Alegría, regocijo y gran expectativa nos produce la venida del Señor. El tercer domingo de Adviento, nos muestra de manera especial la espera del nacimiento de Jesús. El profeta Isaías deja ver la imagen fructífera de la alegría que inunda los corazones, del Espíritu de Dios que lleva al elegido a anunciar la Buena Nueva, la salvación y la ayuda a quien necesita de ellas…esto nos lleva a florecer en medio del pueblo, en medio de las adversidades como testigos de justicia y de paz (Iº lectura). Se subraya la oración, la alegría y el hecho de que siempre debemos hacer el bien… (IIº lectura) y con el Evangelio se ratifica el inmenso amor de Jesús para los suyos resaltando la grandeza de Juan el Bautista, el precursor, indicándonos así lo que cada uno de nosotros practicar, reconociendo en el Hijo de Dios al Mesías que viene a salvarnos

Juan el Bautista, el testigo de la luz…
El itinerario del Adviento nos presenta a Juan el Bautista como ejemplo de lo que la liturgia de hoy nos ofrece: regocijo, alegría, fortaleza, fidelidad, justicia, paciencia… Juan es quien anuncia y denuncia, es quien sin miedo habla de Dios como guía de nuestra vida; es aquel que prepara no solo a los de su tiempo, sino también a nosotros en la vida cotidiana para perfeccionar nuestra adhesión a Dios y al mensaje del Evangelio. La actitud de Juan y la liturgia de hoy es lo que permite al fiel cristiano ser testigo de la presencia de Jesús; es lo que hace ver las cosas desde otros puntos de vista, es decir, nos muestra la verdadera vía para encontrar la felicidad. Juan predica en el desierto y justo allí florecen las esperanzas, es en el desierto donde germina el deseo de encontrar a Dios y seguir sus pasos. ¡Cuánto desierto encontramos en nuestra vida! ¡Cuántos momentos de tristeza, de dolor, de angustia! ¡Cuánta impotencia ante la injusticia que reina en ciertas situaciones que parecen no tener vía de salida! Ante todo esto se asoma una luz que nos ilumina desde lo más profundo de nuestro ser: la llegada de Jesús. Ante la duda de muchos y el asombro de otros, ¡Él es quien debe venir!, Él es quien nos salva, quien nos ilumina, quien nos da la fuerza para cultivar aún más el regocijo de su venida, la alegría de su presencia y la fidelidad a su mensaje. La presencia de Jesús, reflejada en el pesebre, en cantos y en celebraciones, se hace vida, se hace realidad perenne si nuestro corazón se dispone a abrir sus puertas y aceptarlo sin condiciones. Juan el Bautista nos da muchas enseñanzas y entre ellas nos recuerda que debemos tener valentía para ayudar a preparar la vía del Señor y sencillez para que quien escucha pueda entender que Dios es vida, alegría y armonía. Quien está lejos de la palabra del Señor, quien no vive en Dios sino que usa y abusa de la vida misma en desprestigio del hombre, se acerca más a la experiencia del mal y por ende, al pecado. Juan es el mayor entre los nacidos de mujer, es quien nos estimula y nos da ánimo para ser testigos en espíritu y verdad de lo que nos anuncia el Evangelio.

María nos enseña y ayuda a esperar…
En pocos días celebraremos el nacimiento de Jesús. En los pesebres colocaremos su imagen, muchos le dejarán sus carticas y los tradicionales villancicos hacen que un solo canto se eleve al cielo para entonar junto a los ángeles la paz, la alegría y la justicia. No dejemos pasar este momento favorable y recordemos siempre que alguien espera de nosotros la alegría que viene de Dios y el testimonio de una vida, que como la de María Santísima, nos enseña la paciencia y la humildad.

La tua identità di cristiano

1. Giovanni Battista conosce la propria identità.
a) Inizia il suo dialogo con gli ebrei dicendo "chi egli non è": non è Cristo, né Elia, né un profeta.
b) Conclude affermando chi egli è: "La voce che grida nel deserto".
c) Il Battista ha scoperto la sua stessa identità nel modo più profondo. Egli ha riconosciuto se stesso e la propria missione nella Sacra Scrittura.


2. Noi dobbiamo scoprire chi siamo.
a) Chi sono io? Quali sono i miei gusti, i miei desideri, le mie paure e speranze? Devo cercare la conoscenza sincera ed esaustiva di me stesso.
b) Devo riconoscere anche me stesso nella Sacra Scrittura. Anch'io ho una missione nella mia vita cristiana.
c) Di conseguenza, devo vivere coerentemente la mia vita cristiana. Devo evitare di lasciarmi
guidare dai criteri edonisti che mi offre questo mondo.

3. María ci guida verso la verità
Accogliamo con disponibilità l’amore che ci offre María Santíssima. Ella è madre dell’amore, madre della pace, madre della verità. Ella ci fa camminare tra i deserti della vita per insegnare agli altri con umiltà che possiamo vivere la venuta del Signore in mezzo al suo popolo. Così sia.

P. José Lucio León Duque

domingo, 7 de diciembre de 2008

8 de diciembre - Aniversario de Ordenación Presbiteral

El 8 de diciembre de 1995 por imposición de manos de Mons. Marco Tulio Ramírez Roa, recibía la Ordenación Presbiteral en el Templo Parroquial de San Juan Bautista de la Ermita. En este día pido oración por la Iglesia, nuestro Obispo Mons. Mario del Valle, los sacerdotes y todos aquellos que se preparan para recbir el ministerio sacerdotal. Igualmente recordamos con cariño el aniversario de Ordenación Presbiteral del P. Javier Yonekura, quien el 18 de diciembre de 1995 en la ciudad de Roma, recibió la Ordenación de manos del Eminentísimo Señor Cardenal Ugo Poletti en la Basilica de Santa María Mayor. Felicitaciones a todos los sacerdotes a los cuales, de todo corazón, se les desea lo mejor en este tiempo de Adviento y de Navidad. Dios les bendiga.

P. José Lucio

La Inmaculada Concepción, 7 -8 de diciembre de 2008

María: modelo de esperanza y fortaleza…
Iº lectura: Gen 3,9-15.20; Salmo: 97; IIº lectura: 2Pe 3,8-14; Evangelio: Lc 1,26-38

En el tiempo de adviento, tenemos la invitación a preparar la venida del Señor, a ser discípulos vigilantes en espera del Mesías que viene. Al mismo tiempo, se nos presenta la figura y el ejemplo de una mujer que, en palabras de San Alfonso María Ligorio es "portadora de paz a todo el mundo", "primogénita de la gracia", haciéndose eco de la tradición de la Iglesia refiriéndose a la Virgen María, la Inmaculada Concepción.

Paz y esperanza, ¡fuera el miedo!
El dogma de la Inmaculada Concepción decretado por el Papa Pio IX en el año 1850, nos lleva, junto a las lecturas de este domingo, a reflexionar sobre algunos temas específicos: en primer lugar, debemos sentir la alegría que el adviento proporciona, el carácter penitencial que también propone y la presencia de María en este itinerario. Esto nos da la esperanza, nos da la fuerza para salir ilesos del pecado, para reconocer y no dejarnos influenciar por la tentación del enemigo que desea quitarnos la vergüenza para no ser fieles a Dios. La actuación de Adán y Eva en el jardín del Edén causa un efecto de tristeza por las consecuencias del pecado pero ello abre igualmente un camino: la esperanza de vivir en la luz emprendiendo el verdadero camino. En segundo lugar, se nos invita a vivir, con la gracia de Dios, en perfecta armonía y unidad. Este aspecto es necesario cultivarlo y mantenerlo ya que la unidad es, junto con la armonía, aspectos que ayudan en la esencia del ser humano y su crecimiento. En tercer lugar, junto a la caída del hombre y de la mujer y de la unión y armonía que se debe vivir en Dios, surge la figura de María Santísima. Ella es el lazo de unión entre el pecado y la unión con Dios. Su figura maternal nos da la certeza de ser hijos llamados a vivir en paz, unidad y armonía. María es la llena de gracia, es la elegida para ser la Madre de Dios, la madre de todos y cada uno de nosotros, la mujer decidida que sin miedo, nos enseña que la armonía es posible, que la unidad es factible, que la pureza y la sinceridad son caminos de vida. María, la madre de este itinerario de Adviento, la luz que enciende nuestros corazones nos muestra la vía a seguir: "Yo soy la esclava del Señor, cúmplase en mí lo que has dicho".

A la luz de la nueva evangelización
Es hora de reconocer los pasos de Dios, de levantar la mirada a quien nos llama y nos busca en medio de las dificultades y nos invita a convertirnos. Este momento es favorable para vivir en unidad, esto no es una utopía, es una realidad ya que el gran problema de la desunión y desamor en la actualidad es porque de nuestro espíritu hemos alejado la verdad. Más que nunca la tarea evangelizadora de la Iglesia es actual, está presente en nuestra vida y es nuestro deber ponerla en práctica. Debemos sentir el llamado de Dios para vivir definitivamente en armonía, apartando totalmente las divisiones, el odio y el rencor, surgidos y radicados por la influencia del maligno quien no cesa de rodear la pureza del amor que Dios nos regala cada día. En nuestras familias, en los pobres y excluidos, en quien practica la injusticia, en quien usa la maldad para fines personales y supuestamente provechosos, en quien abusa de la autoridad, en quien humilla y maltrata al ser humano, en quien aparta a Dios de su vida; en todos ellos debe reinar la invitación: unámonos a la nueva evangelización, salgamos y seamos portavoces de la alegría y el gozo de ser hijos de Dios, de quien proviene armonía y unidad. Así sea.

Con Maria camminiamo insieme
La solennitá dell’Immacolta Concezione di Maria Santissima, ci fa riflettere sulla condizione di ciascuno dei figli. Siamo figli di Dio, figli di Maria che vogliamo trasmettere al prossimo la gioia di essere discepoli del Signore. Ho letto un brano di Benedetto XVI, proprio in ocassione di questa feste. Riporto qui un discorso sulla Madre di Dio, da parte del Sommo Pontefice Benedetto XVI:

Cari fratelli e sorelle!
Quest'oggi celebriamo una delle feste della Beata Vergine più belle e popolari: l'Immacolata Concezione. Maria non solo non ha commesso alcun peccato, ma è stata preservata persino da quella comune eredità del genere umano che è la colpa originale. E ciò a motivo della missione alla quale da sempre Dio l'ha destinata: essere la Madre del Redentore. Tutto questo è contenuto nella verità di fede dell'"Immacolata Concezione". Il fondamento biblico di questo dogma si trova nelle parole che l'Angelo rivolse alla fanciulla di Nazaret: "Rallegrati, piena di grazia, il Signore è con te" (Lc 1,28). "Piena di grazia" - nell'originale greco kecharitoméne - è il nome più bello di Maria, nome che Le ha dato Dio stesso, per indicare che è da sempre e per sempre l'amata, l'eletta, la prescelta per accogliere il dono più prezioso, Gesù, "l'amore incarnato di Dio" (Enc. Deus caritas est, 12).
Possiamo domandarci: perché, tra tutte le donne, Dio ha scelto proprio Maria di Nazaret? La risposta è nascosta nel mistero insondabile della divina volontà. Tuttavia c'è una ragione che il Vangelo pone in evidenza: la sua umiltà. Lo sottolinea bene Dante Alighieri nell'ultimo Canto del Paradiso: "Vergine Madre, figlia del tuo Figlio, / umile ed alta più che creatura, / termine fisso d'eterno consiglio" (Par. XXXIII, 1-3). La Vergine stessa nel "Magnificat", il suo cantico di lode, questo dice: "L'anima mia magnifica il Signore... perché ha guardato l'umiltà della sua serva" (Lc 1,46.48). Sì, Dio è stato attratto dall'umiltà di Maria, che ha trovato grazia ai suoi occhi (cfr Lc 1,30). E' diventata così la Madre di Dio, immagine e modello della Chiesa, eletta tra i popoli per ricevere la benedizione del Signore e diffonderla sull'intera famiglia umana. Questa "benedizione" non è altro che Gesù Cristo stesso. E' Lui la Fonte della grazia, di cui Maria è stata colmata fin dal primo istante della sua esistenza. Ha accolto con fede Gesù e con amore l'ha donato al mondo. Questa è anche la nostra vocazione e la nostra missione, la vocazione e la missione della Chiesa: accogliere Cristo nella nostra vita e donarlo al mondo, "perché il mondo si salvi per mezzo di Lui" (Gv 3,17).
Cari fratelli e sorelle, l'odierna festa dell'Immacolata illumina come un faro il tempo dell'Avvento, che è tempo di vigilante e fiduciosa attesa del Salvatore. Mentre avanziamo incontro a Dio che viene, guardiamo a Maria che "brilla come segno di sicura speranza e di consolazione per il popolo di Dio in cammino" (Lumen gentium, 68).
(BENEDETTO XVI, 8 DICEMBRE 2006)

P. José Lucio

IIIº Domingo de Cuaresma, 7 de marzo de 2021

LA CASA DE DIOS ES NUESTRA CASA “Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.”...