José Lucio León Duque

José Lucio León Duque
En Sintonía con Jesús Radio

Radio en vivo

miércoles, 3 de junio de 2020

LA VIRTUD DE LA OBEDIENCIA EN EL MUSICO CATOLICO

Se nos invita a reflexionar sobre la virtud de la obediencia en el músico católico. Después de este encuentro y preparándonos para la Eucaristía, reflexionemos en este momento desde dos perspectivas: la obediencia como concepto, ¿qué es la obediencia? y algunos tips prácticos meditativos sobre nuestro rol de aquello con lo que nos hacemos llamar: músicos católicos.

¿QUÉ ES LA OBEDIENCIA? Obedecer significa hacer la voluntad del que manda. Es un valor fundamental no sólo de la familia, célula base de la sociedad, sino de la sociedad misma que se vale de leyes para conseguir la convivencia armónica de sus miembros. En algunos grupos se exige una estricta obediencia para conseguir con mayor efectividad sus fines; por ejemplo, en el ejército o en las instituciones de servicio que se organizan con su mismo esquema de mando: policía, bomberos, grupos de rescate y demás.

Las empresas humanas tienen también un escalafón de autoridad al que se someten los subalternos. En el plano religioso, las congregaciones, que tienen como carisma la vida fraterna, se comprometen, con voto, a obedecer al superior en cuya voluntad quieren descubrir la voluntad de Dios. La Iglesia Católica se funda también en la obediencia a Cristo y a su Vicario en la tierra: el Papa, quien con los obispos dirige la Iglesia. Vicario significa el que hace las veces de. Por eso, cuando los católicos obedecemos, sabemos que es a Cristo a quien obedecemos.

 

EL QUE OBEDECE NO SE EQUIVOCA

 

Es difícil mandar con rectitud. Tan fácil que es confundir la voluntad que responde a nuestros intereses con la voluntad del pueblo que nos elige o la del mismo Dios a quien representamos. Cuando la autoridad gobierna a su capricho, se convierte en un dictador y la única forma de hacerse obedecer es por la violencia y el terror. Cuando el que manda lesiona el derecho, cesa la obligación de obedecer.

Dicen que el que obedece no se equivoca, pero no es tan fácil. El que obedece conserva su libertad y su capacidad de juzgar. Si obedece una ley injusta, él mismo es injusto sin ninguna excusa. Y esto vale también para los sometidos a obediencia militar.


El principio es: debemos obedecer primero a nuestra conciencia. Y un principio más alto todavía es: debemos obedecer antes a Dios que a los hombres.
 

EL QUE MANDA

 

En ese libro inmortal de Antoine de Saint Exuspery, El Principito, se nos narra un episodio en el que el pequeño príncipe llega a un planeta en el que gobierna un sabio rey que presume que todos lo obedecen. El Principito le pide que le mande al sol que se ponga, porque a él le encantan los crepúsculos. Entonces el rey ordena al sol que se ponga ¡a las 7.40 p.m.! El Principito protesta y le dice al rey que así no tiene ninguna gracia ya que es la hora en que el sol se pone. El rey contesta que la autoridad sólo debe mandar lo que los súbditos pueden obedecer.

 

EL QUE OBEDECE


Obedecer nace del convencimiento de que el que manda lo hace por nuestro bien o por el bien común. Entonces la obediencia es completa porque lo haremos inmediatamente y tal como nos lo mandaron. Cuando obedecemos así, nuestra libertad queda intacta, no es lesionada. En cambio, cuando obedecemos por miedo perdemos nuestra libertad y caemos en el sometimiento, en la servidumbre y en la esclavitud.

Por eso se insiste en que los papás deben educar a sus hijos más en el buen uso de la libertad que en la obediencia ciega. Esto no quiere decir que no debamos obedecer cuando no estemos de acuerdo, porque entonces la familia caería en el caos. Pero sí tenemos derecho a pedir explicaciones que hagan razonable lo que se nos manda.

 

CRISTO, MODELO DE OBEDIENCIA

 

“... (Cristo) y se humilló a sí mismo, obedeciendo hasta la muerte y muerte de Cruz” (Flp 2, 8)
“En efecto, así como por la desobediencia de un solo hombre todos fueron constituidos pecadores, así también por la obediencia de uno solo todos serán constituidos justos.”.
(Rom 5, 19)

¿QUÉ CARACTERÍSTICAS TIENE?

 

1.     SERVICIAL

2.     TRANSPARENTE

3.     SINCERA

4.     CONVENCIDA

5.     PROFUNDA

 

 

En el músico católico →

1.     DEVOTA

2.     PIADOSA

3.     ESPIRITUAL

4.     FRATERNA

5.     SOLIDARIA

6.     Y muchas más...

 

AHORA BIEN, ¿CÓMO ENCAJA AQUÍ EL MÚSICO CATÓLICO?

 

Reflexionemos esto de acuerdo a lo visto anteriormente, aplicándolo a lo que diariamente estamos llamados a vivir. Tengamos en cuenta que para poder ejercer nuestro servicio es necesario no subestimar lo que hacemos y para lo que estamos llamados. Se habla mucho de nuestro rol, las expectativas son numerosas ante la falta de unidad y de hablar, como se suele decir, “un mismo idioma”.

 

Se habla de nuestro papel, de la baja autoestima. Los hermanos separados llenan estadios, locales, etc. Ellos no tienen liturgia, se dedican -con todo respeto- a vivir del canto y usan la música como el centro de lo que hacen. Ante eso ¿qué hacemos? Pensamos que no podemos hacer más de lo que ya hacemos y creemos que lo que podemos hacer es tocar la Misa como si fuese un premio de “consolación”.

 

Nosotros no debemos ni podemos sentirnos mal ni subestimar los dones que tenemos. El centro de la vida cristiana es la Eucaristía, esa es nuestra razón de ser de cada uno de nosotros. Si queremos encontrarnos con Dios, no es necesario ir a buscar un cantante, o ir a un concierto, o buscar el autógrafo de alguien o desvivirnos por quien es artista o se hace llamar así.

 

Para encontrarnos con Dios debemos participar en LA EUCARISTÍA, es allí donde nos encontramos con Él pues es el centro de nuestra vida.  La música católica y nosotros como músicos católicos NO ESTAMOS EN EL CENTRO, ESTAMOS A UN LADO, A UN COSTADO, PUES AL CENTRO ESTA JESÚS.

 

Ante estos pocos tips, podemos y tenemos el deber moral de decir: ¿Quiénes son los que se destacan en este tema? ¿Quiénes son los principales actores, los protagonistas?  Los que cada domingo, en cada Eucaristía, realizan servicio parroquial; los que tocan la Santa Misa y con convicción, transparencia, pasión y amor a Dios, viven de verdad lo que significa tocar una Misa.  LO MÁS GRANDE PARA UN MÚSICO CATOLICO ES TOCAR LA SANTA MISA Y HACERLO POR AMOR A DIOS Y CON LOS DONES QUE ÉL MISMO NOS REGALA.

 

Recordemos siempre:

 

► No es lo que creemos saber, o realmente sabemos, es saber transmitir el mensaje del Evangelio.

► Si somos encargados del Coro, debemos ser humildes y no creer que “sabemos todo”.

► Hay variedad de carismas, de dones. El centro de todo es Dios, su Palabra…no hay que poner por encima de los demás lo que creemos.

► Podemos confundirnos, creer que somos santos y ya, pero nuestra mirada debe fijarse en Jesús y por Él ser  testigos el Evangelio.

Reconocer nuestros límites así como nuestras capacidades que nos son donadas por Dios. Somos administradores fieles de lo que se nos dio. Por ello debemos celebrar reconociendo que todo lo que somos viene de Dios.

► No convirtamos la Iglesia en “piezas de museo”, debemos saber y aprender OBEDECER y con ello darnos cuenta que somos de Dios y que estamos llamados a servir como buenos cristianos y, por ende, buenos músicos.

 

 

CANTAR BIEN ES BUSCAR LA SANTIFICACIÓN.




 

 


IIIº Domingo de Cuaresma, 7 de marzo de 2021

LA CASA DE DIOS ES NUESTRA CASA “Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.”...