“TODO EL MUNDO TE BUSCA”
“El Señor sostiene a los humildes, humilla hasta el polvo a los malvados.” (Sal 146, 6)
“El Señor sostiene a los humildes, humilla hasta el polvo a los malvados.” (Sal 146, 6)
Iº lectura: Job 7, 1-4.6-7; Salmo: 146; IIº lectura: 1Cor 9, 16-19.22-23; Evangelio: Mc 1,29-39
En la sociedad, en todos y cada uno de los espacios
en los cuales nos desenvolvemos, es necesario darnos cuenta que en todo y para
todo, la ayuda de Dios es lo que nos guía y nos da la posibilidad de sentirnos
hijos suyos, verdaderos cristianos. El principio de libertad es lo que, entre
otras cosas, nos permite buscar y encontrar la vida en Dios, la presencia de
Cristo, la participación en la Iglesia como miembros suyos que somos.
En este domingo se nos proponen mensajes claros y
precisos: debemos acudir a Dios, dejarnos
ayudar por Él, confiar en su amor, predicar el Evangelio y algo tan importante:
buscarlo sin cesar.
“AY DE MÍ SI NO ANUNCIARA EL EVANGELIO” (1Cor 9,16)
El camino
de la paz, de la justicia y del amor se logra a través del anuncio del
Evangelio. La actualidad necesita ser encuadrada en el marco
de la fe y de la comprensión. Quien se considere cristiano debe tomar en sus
manos y disponer su corazón para la acción misericordiosa de Dios. A pesar de
las amarguras, de los problemas, de las vicisitudes, de los lamentos, Dios es
la vía a seguir y el motivo para seguir adelante.
La palabra de Jesús sana, libera, purifica y
estimula para caminar junto a Él como testigos de lo que con su ejemplo, nos
enseña y nos da. La acción de Jesús es
fuente de vida, es quien nos toma de la mano como a la suegra de Pedro y
hace de nosotros hombres y mujeres nuevos, decididos a servirle y fieles a lo
que su palabra nos propone. La presencia de Jesús sobrepasa la actitud egoísta
de quienes olvidan que a su alrededor existen necesidades, personas que tienen
vacíos sociales y espirituales, familias que buscan soluciones a los problemas
presentes, pobres y excluidos que aún esperan respuesta de quienes pueden dar
una mano sin condiciones ni pretensiones.
La evangelización forma parte de todo esto y en
este camino en el cual todos nosotros, como discípulos de Jesús que somos,
estamos llamados a seguir sin desfallecer. En este momento, Jesús te toma de la
mano, te levanta y cura tu alma, nuestras almas, y nos hace sentir la esperanza
que es parte fundamental en la vida del cristiano para poder seguir adelante.
MARÍA SANTÍSIMA MANTIENE VIVA LA ESPERANZA DEL
CRISTIANO
Nuestra
madre del cielo proporciona a cada uno de sus hijos el modo para caminar en pro
de la paz y de la justicia. Seamos seguidores de la verdad y de la paz. No nos
dejemos intimidar por los problemas que puedan dividir la sociedad, sino que
aferrados al amor maternal de María Santísima, podamos extender un reino de
tranquilidad en medio de las vicisitudes que se puedan presentar. Así sea.
José Lucio León Duque
josleucio70@gmail.com