2009: un itinerario de esperanza…
“Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre.”
“Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre.”
Las expectativas de un nuevo año, se presentan como un momento especial en el cual los propósitos y las esperanzas se mezclan con la duda y la incertidumbre. Cuántas palabras, cuántos mensajes, cuántas promesas… Durante estos días hemos sido testigos de lo que es primordial para muchas personas: lo material…Jesús nace cada día en medio de su pueblo, en el corazón del hombre y de la mujer que desean vivir en paz y en armonía. El Santo Padre Benedicto XVI en su mensaje para la jornada mundial por la paz de este año nos dice: “dirijo al comienzo de un año nuevo una calurosa invitación a cada discípulo de Cristo, así como a toda persona de buena voluntad, para que ensanche su corazón hacia las necesidades de los pobres, haciendo cuanto le sea concretamente posible para salir a su encuentro. En efecto, sigue siendo incontestablemente verdadero el axioma según el cual «combatir la pobreza es construir la paz».” Esta invitación, entre otras cosas, es lo que debe impulsar la evangelización diocesana a la que nos estamos preparando. Debemos comprometernos, como discípulos que somos, a construir y edificar el reino de Dios en la actualidad, en el corazón de todos, sin excluir a nadie. La palabra de Dios para hoy es clara y precisa, y es por ello que se nos invita cada vez más a bendecir a Dios por su Hijo Jesús, por la salvación que nos regala a todos.
Con María Santísima, Madre de Dios, caminamos en la esperanza…
María Santísima, madre de Dios y madre nuestra nos acompaña en este itinerario de esperanza. Nos guía por sendas de justicia, de paz, de comprensión, de igualdad. Se nos invita, por tanto, a proclamar el nombre de Dios a todos y en todas partes; a dar testimonio de vida en medio de las comunidades como verdaderos cristianos y a instruir nos cada vez más para llevar el mensaje correcto y veraz que proviene del amor de Dios. En este nuevo año que comienza, junto a los proyectos que la Iglesia diocesana nos presenta y en los cuales debemos participar plenamente, sin dudas y con confianza total en aquel que nos da su fuerza y su amor, debemos tener en cuenta la oración que cada día debemos elevar a Dios por la Iglesia, el Santo Padre, los obispos, nuestro obispo, los sacerdotes, religiosos y religiosas y todo el pueblo santo de Dios. La oración es la base que nos ayuda a construir la civilización del amor, a creer, vivir y anunciar el Evangelio y a unirnos cada vez más a Dios y entre nosotros para llevar el mensaje de la verdad que el mundo de hoy necesita. Luchemos juntos, en nombre de Dios, para fomentar la esperanza y la paz, en medio de un mundo que muchas veces se sumerge en la indiferencia y en las crisis sociales, políticas y económicas. Dios bendiga a todos, a cada una de las familias y a cada corazón, que este año sea de esperanza plena en Dios que nos guía y en María que nos cubre con su manto de amor maternal…Así sea….
P. José Lucio León Duque
Con María Santísima, Madre de Dios, caminamos en la esperanza…
María Santísima, madre de Dios y madre nuestra nos acompaña en este itinerario de esperanza. Nos guía por sendas de justicia, de paz, de comprensión, de igualdad. Se nos invita, por tanto, a proclamar el nombre de Dios a todos y en todas partes; a dar testimonio de vida en medio de las comunidades como verdaderos cristianos y a instruir nos cada vez más para llevar el mensaje correcto y veraz que proviene del amor de Dios. En este nuevo año que comienza, junto a los proyectos que la Iglesia diocesana nos presenta y en los cuales debemos participar plenamente, sin dudas y con confianza total en aquel que nos da su fuerza y su amor, debemos tener en cuenta la oración que cada día debemos elevar a Dios por la Iglesia, el Santo Padre, los obispos, nuestro obispo, los sacerdotes, religiosos y religiosas y todo el pueblo santo de Dios. La oración es la base que nos ayuda a construir la civilización del amor, a creer, vivir y anunciar el Evangelio y a unirnos cada vez más a Dios y entre nosotros para llevar el mensaje de la verdad que el mundo de hoy necesita. Luchemos juntos, en nombre de Dios, para fomentar la esperanza y la paz, en medio de un mundo que muchas veces se sumerge en la indiferencia y en las crisis sociales, políticas y económicas. Dios bendiga a todos, a cada una de las familias y a cada corazón, que este año sea de esperanza plena en Dios que nos guía y en María que nos cubre con su manto de amor maternal…Así sea….
P. José Lucio León Duque