José Lucio León Duque

José Lucio León Duque
En Sintonía con Jesús Radio

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viernes, 22 de abril de 2011


Jesús: nuestra alegría y nuestro gozo…

I° lectura: Hch 10,14ª 37-43, Salmo: 117, II° lectura: Col 3,1-4

Evangelio: Jn 20,1-9

“Este es el día en que actuó el Señor…Aleluya”

El itinerario que hemos recorrido nos ha traído a este día: la resurrección, día de amor y de paz. Jesús nos da testimonio de vida y de amor, ya que “pasó haciendo el bien” y nos enseña a estar unidos a Dios y ser testigos de su obra (I° lectura). Es por ello que se estamos llamados a darle gracias por su amor y su misericordia, porque es bueno con cada uno de nosotros (Salmo); solo así podremos buscar “los bienes de arriba”, los de allá donde está Cristo y a lo que debemos aspirar (II° lectura).

“Eterna es su misericordia”

La resurrección es una puerta que se abre a la esperanza, al deseo de vivir como verdaderos hijos de Dios. El gozo que proporciona ver y sentir a Jesús vivo, es un gozo que no acaba. Ese gozo nos regala algunos elementos fundamentales: en primer lugar, la resurrección no hace olvidar la pasión, sino que, junto a ella, forma el camino que nos lleva a la salvación; es vivir el sufrimiento de la pasión y el gozo de la resurrección, única vía que nos conduce a Dios. En segundo lugar, la resurrección comporta dejar de lado el miedo y dar vía libre al anuncio del evangelio, sin temores, sin exclusión, sin discriminación, ya que el evangelio es vida, es unión, es luz, es esperanza. En tercer lugar, la resurrección es el camino que todos los cristianos debemos conocer y recorrer. Jesús, Dios y hombre verdadero, siervo sufriente, maestro victorioso, hermano y compañero de viaje en la vida de todos, nos da testimonio de cómo caminar en su presencia y cómo llevar su amor a todos. En este día celebramos el triunfo de la vida sobre la muerte, es el triunfo de Jesús, nuestro maestro y Señor, sobre la maldad y el pecado. Hoy es tiempo de proclamar que Jesús está vivo, que su mensaje es actual, su misericordia infinita y su presencia real; seamos testigos de su amor y no nos dejemos amedrentar por ideologías vanas ni por quienes no desean vivir el mensaje del Evangelio de la verdad.

María Santísima, madre del resucitado

El ejemplo de la Virgen María es claro y preciso: tener esperanza y confianza en Jesús. Ella siempre vivió en la paciencia ante el dolor, en el silencio ante los gritos de las multitudes y las injurias, en el amor ante todos aquellos que hemos sido confiados a su maternal protección. Ser testigos de la resurrección implica caminar junto a María y unirse a la nueva evangelización que, como discípulos y misioneros, todos estamos llamados a realizar y a vivir.

¡Felices Pascuas de Resurrección!

Jesús está vivo y desea estar siempre junto a todos y cada uno de nosotros.

P. José Lucio León Duque

joselucio70@gmail.com

miércoles, 20 de abril de 2011





“En conmemoración mía”

“Les he dado ejemplo para que lo que yo he hecho con ustedes, ustedes también lo hagan.»

I° lectura: Ex 12,1-8.11-14, Salmo: 115, II° lectura: 1 Co 11,23-26, Evangelio: Jn 13,1-1

El jueves santo es un día especial, porque junto a la institución de la Eucaristía y el Sacerdocio, se presenta el hecho mismo que nos lleva a todos a agradecer a Dios ser testigos del evangelio y propagadores, en espíritu y verdad, de la unión a Dios y la paz para todos.

“¿Comprenden lo que he hecho con ustedes?”

No es de extrañar la actitud de Jesús con los discípulos. Es un gesto que muestra la entrega y el amor por cada uno de sus hermanos, de sus amigos; es lo que ha hecho en su vida pública y privada. Los discípulos no son siervos, son amigos del maestro y Él, fiel a su misión, da ejemplo sublime de fidelidad y amistad para con los suyos. El jueves santo nos enseña que estamos llamados a seguir el ejemplo de Jesús, maestro del amor, quien nos demuestra con el lavatorio del los pies y la institución de la Eucaristía y del Sacerdocio, el camino que cada cristiano tiene preparado para su vida. Fijémonos en el detalle extraordinario del milagro eucarístico con especies tan sencillas y pequeñas respecto a la grandeza de Dios. El pan ázimo y el vino se presentan como elementos fundamentales en una cena entre amigos, un encuentro que recuerda la pascua y con el cual se conmemorará la presencia real de Jesús en medio de su pueblo. Cada vez que celebramos la eucaristía, vivimos cada momento de ese encuentro de Jesús con sus discípulos en aquella noche de la última cena. Hoy también estamos invitados a compartir el pan y el vino de la caridad con los demás, es decir, cada acto de amor que tengamos hacia los demás, se convierte en caridad y en misericordia. Miremos a nuestro alrededor y seamos prójimo con el prójimo, seamos conscientes de las necesidades que nos rodean y de las situaciones que se presentan cada día y a cada instante. Compartamos, no solo en este día sino siempre, la cena que nos invita a comprender que Jesús lo que hace, lo hace por amor total, entrega plena y conciencia de su misión con nosotros y junto a nosotros.

María, guía del amor

En estos días la presencia de María es fundamental, ya que nos lleva a Jesús y nos acompaña en su pasión, muerte y resurrección. Ella nos lleva de la mano y nos enseña cómo se vive el dolor que lleva al gozo; nos acompaña para no sentirnos solos y poder experimentar que el gesto de amor del maestro es el camino que debemos seguir. Así sea.

P. José Lucio León Duque

joselucio70@hotmail.com

IIIº Domingo de Cuaresma, 7 de marzo de 2021

LA CASA DE DIOS ES NUESTRA CASA “Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.”...