José Lucio León Duque

José Lucio León Duque
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jueves, 15 de febrero de 2018

I° Domingo de Cuaresma


CAMINO DE ESPERANZA
“Se ha cumplido el plazo, está cerca el reino de Dios; conviértanse y crean en el Evangelio.” (Mc 1,15)

Iº lectura: Gen 9,8-15; Salmo: 24; IIº lectura: 1Pe 3, 18-22; Evangelio: Mc 1, 12-15

Hemos iniciado el tiempo favorable de la Cuaresma, en el cual se nos invita a recordar de manera particular, el sentido que debemos darle como cristiano que somos. El Papa Francisco nos invita en su mensaje para la Cuaresma de este año, a vivir este tiempo con una invitación particular: “…especialmente a los miembros de la Iglesia a emprender con celo el camino de la Cuaresma, sostenidos por la limosna, el ayuno y la oración. Si en muchos corazones a veces da la impresión de que la caridad se ha apagado, en el corazón de Dios no se apaga. Él siempre nos da una nueva oportunidad para que podamos empezar a amar de nuevo.” (Mensaje del Papa Francisco, Cuaresma 2018).

DIOS HACE UN PACTO Y NOS SEDUCE

No podemos ver la esperanza como un sentimiento lejano; la esperanza es algo concreto, va más allá de lo que humanamente podamos sentir o pensar. Es un pacto que establece Dios, desde el inicio de la vida hasta el corazón de todos y cada uno de nosotros. Es un camino de ayuno, de reconciliación y penitencia, de esperanza y oración.

Es la presencia de Dios la que nos permite ver y constatar que cada uno de sus hijos, no caerán en las manos del demonio. Esto nos da la oportunidad de conocer una nueva modalidad: en Jesús, en su amor y su misericordia, podemos evitar las tentaciones. Del diluvio, que destruye la maldad del hombre, llegamos al Bautismo que purifica y libera nuestra condición de pecadores. Del hombre pecador, Dios hace un regalo al corazón mismo de la humanidad: la conversión como remedio saludable e instrumento perenne de salvación. El mensaje se nos da para extenderlo, para llevarlo a los corazones de todos aquellos que poseen la disponibilidad de recibir a Dios.

Esta cuaresma, este tiempo de gozo y de penitencia, de reconciliación y esperanza, es un momento en el cual estamos llamados a ser testigos, discípulos de Cristo que nos lleva de la mano a la verdadera salvación. Esto nos enseña que siguiendo las enseñanzas y el ejemplo del Maestro, no nos dejaremos engañar con las mentiras de los falsos profetas que “se aprovechan de las emociones humanas para esclavizar a las personas y llevarlas adonde ellos quieren”, ni consentiremos las tentaciones que se presenten.

El Papa Francisco nos recuerda: Cada uno de nosotros…está llamado a discernir y a examinar en su corazón si se siente amenazado por las mentiras de estos falsos profetas. Tenemos que aprender a no quedarnos en un nivel inmediato, superficial, sino a reconocer qué cosas son las que dejan en nuestro interior una huella buena y más duradera, porque vienen de Dios y ciertamente sirven para nuestro bien.” (Mensaje para la Cuaresma 2018). Hagamos vida lo que Dios nos enseña, lo que nos transmite, lo que nos invita a vivir.

MARÍA SANTÍSIMA NOS ACOMPAÑA EN LA CUARESMA

Nuestra Madre del Cielo es garantía de salvación. Ella y su compañía son itinerarios seguros, amor sincero, confianza plena. Si deseamos vivir este tiempo, dejémonos llevar por ella de la mano, luz de nuestros corazones, madre de todos los hombres y estrella que nos conduce al mismo corazón de Jesús. Así sea.

José Lucio León Duque
joselucio70@gmail.com


V° Domingo del Tiempo Ordinario, 11 de febrero de 2018


“¡SÍ QUIERO: QUEDA LIMPIO!”
“Sean, pues, imitadores míos, como yo lo soy de Cristo.” (1Cor 11,1)

Iº lectura: Lev 13, 1-2.44-46; Salmo: 31; IIº lectura: 1Cor 10, 31-11, 1; Evangelio: Mc 1, 40-45

La enfermedad, vista como castigo, maldición divina, consecuencia del pecado personal o de la familia en la tradición judía, deja entrever lo que significa la plenitud del amor que se da en Jesús. Un encuentro muy significativo que engloba el tema de este domingo: “si quieres puedes curarme” (Mc 1,40). El leproso que se acerca a Jesús tendrá en su mente y en su corazón el deseo de salir de esa situación en la que se encuentra para vivir de manera diferente.

EL TESTIMONIO, SIGNO DE PURIFICACIÓN

El Maestro envía al hombre apenas curado a presentarse ante el sacerdote para que cumpla con lo prescrito. Es una consecuencia de lo que se acaba de realizar: dar testimonio de lo que Jesús puede hacer para que vivamos y estemos bien. En este sentido, debemos reconocer cada vez más la importancia que tiene la evangelización como testimonio y transmisión de la fe en medio de los pobres y excluidos.

Muchos hablan actualmente de ese tema, muchos se consideran “salvadores” de aquellos que están necesitados y olvidan que lo fundamental es el corazón de ese hombre y esa mujer, que tienen dignidad ante la mirada misericordiosa de Jesús que les dice “quiero, queda limpio” (Mc 1,41). Él nos limpia, nos purifica, una vez nos toca y nos pide confiar en Él. Limpia el corazón, el alma, todo nuestro ser. Hace de nosotros instrumentos de paz para que junto a la limpieza, podamos albergar sentimientos de amor y de justicia, para con nosotros y los demás.

Todos hemos sido limpiados, sanados, tocados por Jesús. ¿Por qué nos empeñamos muchas veces a sentirnos autosuficientes? ¿Por qué no dar el paso definitivo y nos abandonamos en las manos de Dios que repite en los labios de su Hijo: quiero que quedes limpio, quiero que ames a Dios, quiero que ames la Iglesia y el amor que de ella se extiende a todos? Hoy es un día propicio para ello: dejémonos tocar por Él, seamos testimonios vivientes de la purificación que realiza cada día en nosotros y con las palabras de San Pablo, hagamos todo para gloria de Dios.

MARÍA BENDICE NUESTRA VIDA

El camino de la fe, itinerario de purificación, es guiado por la figura maternal de nuestra madre del Cielo. Ella nos ayuda a purificarnos intercediendo ante Jesús por todos y cada uno de nosotros. La grandeza del amor está en aceptar con suma disponibilidad lo que Dios desea para nosotros, su santa voluntad. Solo así podremos, de la mano con María, ayudar a todos aquellos que lo necesiten. Así sea.

José Lucio León Duque 
joselucio70@gmail.com


IIIº Domingo de Cuaresma, 7 de marzo de 2021

LA CASA DE DIOS ES NUESTRA CASA “Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.”...