“¿CREES TÚ ESTO?”
“Los que viven en forma
desordenada y egoísta no pueden agradar a Dios”
I° lectura: Ez
37,12-14 - Salmo: 129 - II° lectura: Rom
8,8-11; Evangelio: Jn 11,1-45
Este domingo se nos
presenta una reflexión digna del momento en el cual vivimos: agradar a Dios y
no dejar que la muerte sea quien envuelva nuestra vida, sino Dios quien abra
los sepulcros y nos conduzca a su amor. En este sentido, debemos pedir perdón al
Señor para poder vivir, sentir su amor entre nosotros y su cuidado pastoral en
nuestras vidas. “Quien no tiene el Espíritu de Cristo, no es de
Cristo”, y ello nos hace caminar como testigos del gesto de amor que
en la cruz nos indica la salvación para todos sin exclusión.
“JESÚS LLORÓ…”
Jesús nos enseña la
sensibilidad, la ternura y la humanidad vista en el amor de Dios presente en
una situación humana que sublima la relación de Dios con el hombre. Jesús se
presenta como el amigo, el maestro y el Señor.
El amigo de
Lázaro, de María y de Marta; una relación de amistad que agrada a Dios y hace
que se viva en unidad y en amor. Ellos lo ven como su amigo, su confidente, su
hermano en quien confiar plenamente. El maestro que enseña,
que guía la vida de sus amigos, que nos dice que Él es la resurrección y la
vida y, por lo tanto, el Señor en quien debemos creer para
tener la vida eterna. El episodio de la resurrección de Lázaro nos muestra el
afecto de Jesús hacia su amigo y en él hacia toda la humanidad.
El sentimiento fraterno
y el gesto de amor que expresa ante los demás, es muy conmovedor, ya que Dios
llora por sus hijos, por sus hermanos, por sus amigos. Hoy Jesús también siente
tristeza al ver a sus amigos y hermanos muertos en el pecado; al ver a sus
hermanos perdidos en los vicios, en el materialismo, en la incomprensión, en la
violencia. Jesús llora cada vez que somos indiferentes ante la carencia de paz
y de diálogo.
Hoy, Jesús quita la
piedra de nuestros sepulcros y nos resucita con su misericordia, a pesar del
llanto y el dolor, el Señor nos invita a seguir adelante, unirnos cada vez más
a él y agradarlo en la ayuda hacia el prójimo. Recordemos siempre que el amigo
maestro y Señor, nos sigue diciendo: “yo soy la resurrección y la
vida”. ¿Creemos en Él?
POR INTERCESIÓN DE
MARÍA, UNÁMONOS MÁS A DIOS
María Santísima nos guía
a Jesús y en Él debemos confiar para unirnos cada día más a la nueva
evangelización. Este debe ser uno de los motivos que mueven
nuestro corazón. Seamos testigos del mensaje de Jesús a todos, con el fin de
instaurar la paz, el diálogo, la unidad, el amor y el deseo de creer cada vez
más en Él. Así sea.
José Lucio León Duque