José Lucio León Duque

José Lucio León Duque
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viernes, 26 de diciembre de 2008

Solemnidad del Nacimiento de Jesús

Navidad para todos…
¡Qué hermosos son sobre los montes los pies del mensajero que anuncia la paz, que trae la Buena Nueva, que pregona la victoria, que dice a Sión: «Tu Dios es rey»!

Muchos son los saludos y las palabras que en este día se intercambian junto con el deseo de pasar una feliz navidad. En la noción del tiempo y del espacio muchas personas no podrán sentir el espíritu navideño. Para muchos la Navidad será una estrella fugaz que recorre el cielo y deja solo un recuerdo de haber visto su ráfaga y nada más. Muchos hermanos y hermanas nuestras viven en continua espera de que llegue una luz pero nada, nada de nada. En muchos sitios se dan regalos, juguetes, prendas, vestidos, pero el amor sigue quedando alejado de muchas de esas cajas o paquetes adornados artísticamente bien pero sentimentalmente lejos de la realidad. Es Navidad para el pobre, para el indigente, para la madre abandonada, para quien se consume en el licor o las drogas. Es navidad para quien no cree en ella; también lo es para aquellos que reciben un regalo y para los que no. Es Navidad para los niños y ancianos, para los que se sienten libres y para los privados de libertad. Es Navidad para los secuestrados donde quiera se encuentren, para sus familias, para quienes han perdido la esperanza y para aquellos que aún sienten una llama que saben no se apagará. Es Navidad para los que no respetan la vida de los demás y para los que creyendo tener la razón, humillan y ultrajan al prójimo. Para todos los hombres y mujeres es Navidad, para todos nace Jesús…pero tristemente no todos los corazones están disponibles y abiertos a su llegada… ¡Qué locura tan admirable la de Dios! Quiere nacer de nuevo en el hombre y la mujer de hoy. Quiere repetir cada día el anuncio de la buena noticia, del Evangelio del amor, de la verdad y de la justicia. Dios se hace uno de nosotros para que nosotros estemos y vivamos en Él. No perdamos esta oportunidad, recordemos que no es otra navidad más sino que ES NAVIDAD PARA TODOS donde debemos dar lo que nos pertenece y no lo que nos sobra... Felicidades y los mejores deseos para todos y cada uno de nuestros lectores. Dios les bendiga.

P. José Lucio León Duque

domingo, 21 de diciembre de 2008

IV Domingo de Adviento

“¡Alégrate!”, un mensaje para todos…
“Celebremos con alegría el nacimiento del Niño Dios. No olvidemos a quienes menos tienen y demostremos que somos hijos de Dios, por tanto, sus hermanos: acerquémonos a ellos para compartir lo que tenemos y hacerles sentir la fuerza amorosa de nuestra solidaridad” -Mensaje de Navidad 2008, Mons. Mario Moronta, obispo de San Cristóbal-.

Iº lectura: II Sam 7,1-5.8b-12.14a.16; Salmo: 88; IIº lectura: Rom 16, 25-27; Evangelio: Lc 1,26-38

El camino que nos lleva a la Navidad es un itinerario de paz, alegría y esperanza. La alegría y la paz son temas propicios que encaminan al hombre de hoy a vivir con sencillez y este aspecto es primordial en la liturgia de este día. En ella, Dios muestra el deseo de vivir en el corazón del hombre y ser parte del amor que se debe practicar en el prójimo y en cada uno de nosotros.

Tiempo de paz y justicia…
Dios nos pide caminar en su presencia, ser verdaderos discípulos, testigos y misioneros de su palabra. El desea habitar en el corazón del hombre y que todos seamos constructores del templo de nuestras vidas, en nuestras familias, en nuestra sociedad. Ser constructores significa caminar por sendas de paz y justicia, que permitan descubrir cada día más el insondable amor de Dios que nos da la fuerza en la preparación del corazón de hombre para su llegada. Es por ello que proclamamos el Evangelio de la verdad, el Evangelio de la vida, el mensaje de Jesús, hijo de Dios hecho hombre, presente por siempre en nuestra vida. Se nos invita a prepararnos bien en el Adviento para “hacer de esta Navidad un tiempo oportuno para la gracia de Dios: que nos llenemos de ella para fortalecernos a fin de reafirmar nuestra vocación de discípulos y misioneros” -Mensaje de Navidad 2008, Mons. Mario Moronta -. Con esto tenemos que debemos, en primer lugar, ser templos del Espíritu Santo; luego, vivir según la voluntad de Dios y en tercer lugar, reconocer en el amor de Dios el modo de cumplir su voluntad para creer, vivir y anunciar el Evangelio. Nos uniremos a Dios como discípulos de Jesús si creemos cada vez en su presencia en medio de todos, sin exclusión, sabiendo que todos somos parte de Él y de la Iglesia. En este tiempo de Adviento y en el de Navidad que se avecina, estamos llamados a unirnos con convicción al plan salvífico de Dios para con su pueblo: un plan de amor, paz y justicia…animémonos y unámonos cada vez más a la misión diocesana de evangelización.

María, ejemplo de sencillez y humildad
Dios nos anuncia el mensaje de paz presente en su Hijo a través del poder del Altísimo y en el “fiat” -hágase- de María Santísima. Ella nos da el ejemplo para cumplir con humildad y sencillez la voluntad de Dios, que no es otra cosa sino vivir de corazón su amor hacia Él, el prójimo y nosotros mismos. María, nuestra madre nos guía a Jesús, ella nos da la posibilidad de estar junto a Él, junto a la Sagrada Familia, junto al amor de Dios hecho hombre…

P. José Lucio León Duque

IIIº Domingo de Cuaresma, 7 de marzo de 2021

LA CASA DE DIOS ES NUESTRA CASA “Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.”...