José Lucio León Duque

José Lucio León Duque
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sábado, 2 de enero de 2021

IIº Domingo después de la Navidad, 3 de enero de 2021

2021: UN ITINERARIO DE FE Y ESPERANZA
“Vino a su casa, y los suyos no la recibieron. Pero a cuantos la recibieron, les da poder para ser hijos de Dios, si creen en su nombre.”

Iª lectura: Eclo 24,1-2.8-12; Salmo: 147; IIª lectura: Ef 1,3-6.15-18; Evangelio: Jn 1,1-18

Las expectativas de un nuevo año, se presentan como un momento especial en el cual los propósitos y las esperanzas se mezclan con la duda y la incertidumbre. La situación mundial, la crisis presente en cada rincón del mundo, es parte de la vida cotidiana y se desea que de una vez por todas, haya un stop a todo esto que está sucediendo y de lo cual padece el mundo. Cuántas palabras, cuántos mensajes, cuántas promesas, cuántos propósitos…

Durante estos días hemos sido testigos de lo que es primordial para muchas personas: lo material, las fiestas, los fuegos pirotécnicos, entre otras cosas; todo esto ante la mirada impotente de tantos hermanos nuestros que luchan por sobrevivir ante los ataques del COVID 19 y otras dolencias, así como también de aquello que aleja de lo que hace crecer al hombre de hoy: Jesús que nace cada día en medio de su pueblo, en el corazón de todo aquel que desea vivir en paz y en armonía.

El Papa Francisco en su mensaje para la jornada mundial por la paz de este año nos dice: En este tiempo, en el que la barca de la humanidad, sacudida por la tempestad de la crisis, avanza con dificultad en busca de un horizonte más tranquilo y sereno, el timón de la dignidad de la persona humana y la “brújula” de los principios sociales fundamentales pueden  permitirnos navegar con un rumbo seguro y común. Como cristianos, fijemos nuestra mirada en la Virgen María, Estrella del Mar y Madre de la Esperanza. Trabajemos todos juntos para avanzar hacia un nuevo horizonte de amor y paz, de fraternidad y solidaridad, de apoyo mutuo y acogida. No cedamos a la tentación de desinteresarnos de los demás, especialmente de los más débiles; no nos acostumbremos a desviar la mirada, sino comprometámonos cada día concretamente para formar una comunidad compuesta de hermanos que se acogen recíprocamente y se preocupan los unos de los otros.”

Esta invitación, entre otras cosas, es lo que debe impulsar la evangelización a la que estamos llamados a vivir. Hay que comprometerse, como discípulos que somos, a construir y edificar el reino de Dios en la actualidad, en el corazón de todos, sin excluir a nadie, pues estamos en la misma barca. En medio de una sociedad donde la cultura de la vida debe ser promovida y defendida; donde la palabra de Dios, clara y precisa, nos impulse cada vez más a bendecir a Dios por su Hijo Jesús, por la salvación que nos regala a todos y así poder ser testigos de lo que realmente nos debe mover a seguir adelante en medio de las dificultades.

CON MARÍA SANTÍSIMA, MADRE DE DIOS, CAMINAMOS EN LA ESPERANZA

María Santísima, madre de Dios y madre nuestra nos acompaña en este itinerario de esperanza y fe. Nos guía por sendas de justicia, de paz, de comprensión, de igualdad. Se nos invita, por tanto, a proclamar el nombre de Dios a todos y en todas partes; a dar testimonio de vida en medio de las comunidades como verdaderos cristianos y a instruir nos cada vez más para llevar el mensaje correcto y veraz que proviene del amor de Dios.

En este nuevo año que comienza, debemos tener en cuenta la oración que cada día debemos elevar a Dios por la Iglesia, el Santo Padre, los obispos, nuestro obispo, los sacerdotes, religiosos y religiosas y todo el pueblo santo de Dios. La oración es la base que nos ayuda a construir la civilización del amor, a creer, vivir y anunciar el Evangelio y a unirnos cada vez más a Dios y entre nosotros para llevar el mensaje de la verdad que el mundo de hoy necesita.

Al mismo tiempo, se nos llama a luchar juntos, en nombre de Dios, para fomentar la honestidad y la transparencia, en medio de un mundo que muchas veces se sumerge en la indiferencia y en las crisis sociales, políticas y económicas tan latentes en el mundo y de manera particular en nuestro país.

Dios bendiga a todos, a cada una de las familias y a cada corazón, que este año sea de esperanza plena en Dios que nos guía y en María que nos cubre con su manto de amor maternal. Así sea.

#YoMeQUedoEnCasa
#HoyMasUnidosQueNunca
#YoTengoUnAmigoSacerdote
#BendecidoAño2021

JOSÉ LUCIO LEÓN DUQUE
Sacerdote de la Diócesis de San Cristóbal
Instagram y Twitter @joselucio70
E-mail joselucio70@gmail.com 

jueves, 31 de diciembre de 2020

1º de enero de 2021, Solemnidad de Santa María Madre de Dios, Jornada de Oración por la paz

 TÚ ERES MARÍA, LA MADRE DE DIOS
“María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.” (Lc 2, 19)
 
Iº lectura: Num 6, 22-27; Salmo: 66; IIº lectura: Gal 4, 4-7; Evangelio: Luc 2, 16-21
 
Terminamos e iniciamos el año con nuestra madre del cielo: La Virgen María. Hija de Joaquín y Ana, quien dijo SÍ a la palabra de Dios. Madre de Jesús, abrazando con alegría, fe y sin mancha alguna de pecado la voluntad salvífica de Dios. Se consagró totalmente como esclava del Señor, a la persona y a la obra de su Hijo, sirviendo al misterio de la redención. En el Concilio de Éfeso (a. 431), donde se afirma la naturaleza humana y divina de la única persona del Verbo en Jesucristo, se afirma también la maternidad divina de María.
 
Vivimos el acompañamiento y la guía que, durante este tiempo, hemos podido compartir junto a ella, en la espera del nacimiento de Jesús, motivo principal por el cual celebramos la Navidad, así como ese camino que tantos hermanos nuestros han tenido y tienen que recorrer. Caminos de enfermedad, de dolor, de impotencia, de desesperación, de no saber cuál vía tomar, caminos para los migrantes, para aquellos que en algún momento pueden encontrarán un destino más seguro. En todo esto, María Santísima nos acompaña con esperanza, servicio y diligencia.
 
Ella nos guía por sendas de justicia, de paz, de comprensión, de igualdad. Se nos invita a proclamar el nombre de Dios a todos y en todas partes; dar testimonio de vida en medio del pueblo como verdaderos cristianos e instruirnos siempre más para llevar el mensaje correcto y veraz que proviene del amor de Dios. En este nuevo año que comienza, junto a los proyectos que tengamos, con todo lo que comporta la pandemia y sus consecuencias, debemos tener en cuenta la oración que cada día debemos elevar a Dios por la Iglesia, el Papa Francisco, los obispos, los sacerdotes, seminaristas y sus familias, religiosos y religiosas y todo el pueblo santo de Dios. Junto a ello, nuestra oración se eleva de manera muy especial por los enfermos y quienes en este momento sufren, que no son pocos y por quienes nuestros pensamientos y sentimientos de hermanos, deben ser prioridad.
 
La oración es la base que nos ayuda a construir la paz, a creer, vivir y anunciar el Evangelio y a unirnos cada vez más a Dios y entre nosotros para llevar el mensaje de la verdad que el mundo de hoy necesita en medio de la situación que estamos viviendo. Caminemos juntos, en nombre de papá Dios, para fomentar la esperanza en medio de un mundo que muchas veces se sumerge en la indiferencia, en la impotencia y en las crisis que se presentan cotidianamente.
 
Un mensaje a la conciencia de nuestros gobernantes o quienes tienen en sus manos la “autoridad” para decidir ciertas situaciones o tomar determinadas decisiones: ESTAMOS DISPUESTOS A DEFENDER LA VIDA DE TODO SER HUMANO. ESTAMOS EN CONTRA DEL ABORTO Y NO ESTAMOS DE ACUERDO CON QUITAR LA VIDA A NINGUN SER ANTES DE VER LA LUZ. Hermanos todos, estamos llamados a defender la vida y a ser testigos del Resucitado. El niño Jesús es el ejemplo de la vida en Dios y nos da la pauta a seguir: Él es el camino, la verdad y la vida. ¡NO AL ABORTO, SI A LA VIDA!
 
Dios bendiga a todos, a cada una de las familias y a cada corazón, que este año sea de esperanza plena en Dios que nos guía y en María que nos cubre con su manto de amor maternal. Así sea.
 
Señor Jesús, Maestro del amor y de la vida, que te haces niño en medio de tu pueblo, te pedimos en este inicio de año 2021, por el mundo entero, por nuestro país Venezuela a ti consagrado. Estamos en tus manos y en ellas tenemos la confianza de recibir la sanación y la liberación que necesitamos.
Estamos ante ti, sin miedo y con esperanza, recibiendo el regalo de tu presencia en la Eucaristía, de tu misericordia, de la nueva creación, de la luz.
Te pedimos por todos y cada uno de nosotros, quienes ratificamos nuestra adhesión a ti y nuestro servicio misionero en pro de los más necesitados.
Te encomendamos los enfermos, los más débiles, los pobres y excluidos.
Confiamos en ti y nos refugiamos en tu amor.
Señor de la paz, de la salud y de la misericordia, escucha la súplica de tus hijos en esta hora en la que estamos y debemos estar más unidos que nunca. Así sea.

#YoMeQUedoEnCasa
#HoyMasUnidosQueNunca
#YoTengoUnAmigoSacerdote
#BendecidoAño2021
 
José Lucio León Duque
Sacerdote de la Diócesis de San Cristóbal

IIIº Domingo de Cuaresma, 7 de marzo de 2021

LA CASA DE DIOS ES NUESTRA CASA “Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.”...