“Recojan los
pedazos que han sobrado; que nada se desperdicie”
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FIDELIDAD EN LO POCO
“Sean siempre humildes y amables, sean comprensivos, sobrellévense mutuamente con amor; esfuércense en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.” (Ef 4,2-3)
“Sean siempre humildes y amables, sean comprensivos, sobrellévense mutuamente con amor; esfuércense en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz.” (Ef 4,2-3)
Iº lectura: II Rey 4,
42-44; Salmo: 144; IIº lectura: Ef 4,
1-6; Evangelio: Jn 6,1-15
Muchas personas de las aldeas vecinas fueron donde estaba Jesús. Mientras Él hablaba, ninguno pensó al cansancio ni que pudiesen faltar
víveres para saciar su hambre y su sed. Fueron atrapados por las palabras de
Jesús, por su presencia; sus corazones se llenaron de Él, olvidándose
prácticamente del hambre y de la lejanía de sus casas. Con todo esto, Jesús se
compadeció de la gente y comprende que deben ser saciados del alimento
espiritual y material. El mismo sentimiento de compasión lo tuvo Eliseo y San
Pablo, lo confirma, recordándonos que debemos tener sentimientos de humildad y
amabilidad, ya que somos hijos de Dios y formamos parte de la Iglesia,
una, santa, católica y apostólica.
“RECOJAN LOS
PEDAZOS QUE HAN SOBRADO; QUE NADA SE DESPERDICIE.”
La vida del hombre, la de todos y cada uno de nosotros se forma de pequeños
detalles y ellos orientan, en la medida en que cumplamos la voluntad de Dios,
nuestro corazón hacia Él. Los pasos que damos en nuestra
vida nos ayudan a caminar por la vía de la fe, de la esperanza y de la caridad.
Dios nos pide respondamos positivamente a su llamada. Todo ello se manifiesta
en lo que vivimos cada día, en la familia, en el trabajo, en las comunidades a
las que pertenecemos. Los pequeños detalles no mueven la vanidad y hacen que en
la vida se aprecien los valores que mueven los corazones y las almas.
Muchas personas no aplauden los
gestos de quien en la vida cotidiana realiza actos de caridad y generosidad,
pues ven en ellos superficialidad y simplicidad. De esto nos da ejemplo Jesús
al momento de pedirnos que no desperdiciemos nada de aquello que se nos da, ya
que lo que proviene de Él, no le sobra sino le pertenece y desea que nosotros,
sus discípulos sigamos sus pasos y participemos de ello. Ayudemos a quienes lo
necesitan y no dejemos de dar con generosidad y sin recelo, para así poder
aprender a ser verdaderos testigos del Evangelio de la verdad.
MARÍA, MADRE DE
LA SENCILLEZ Y LA HUMILDAD
Nuestra Madre del Cielo, María Santísima, nos ayudará a valorar los
detalles que puedan parecer insignificantes. Cada día
podemos dar los pasos necesarios para llegar a Dios y en Él tendremos la
certeza que recogeremos, no aquello que nos sobra, sino aquello que
espiritualmente nos pertenece y que podremos compartir con aquellos que
necesitan. Así sea.
José Lucio León Duque
joselucio70@gmail.com