José Lucio León Duque

José Lucio León Duque
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sábado, 25 de julio de 2020

XVIIº Domingo del Tiempo Ordinario, 26 de julio de 2020


SABIOS E INTELIGENTES
“Da a tu siervo un corazón dócil para gobernar a tu pueblo, para discernir el mal del bien”

I° lectura: 1Re 3,5.7-12; Salmo 118; II° lectura: Rm 8, 28-30; Evangelio: Mt 13, 44-52

Salomón pide un tesoro al Señor: tener la capacidad de discernir entre el bien el mal, sabiduría y sencillez. Solicita al Señor lo que todo hombre y toda mujer deben pedir a Dios, es decir, capacidad para vivir bien y ser felices. Hoy día se hace menester pedir a Dios poder valorar lo que nos da, valorar ese tesoro escondido que encontramos en nuestro camino, en eso consiste, hoy de manera particular, ser sabios y saber pedir, ante la situación que se vive a nivel mundial.

PEDIR A DIOS SABIDURÍA Y DOCILIDAD…

La petición de Salomón es el deseo de muchos cristianos: un discernimiento humilde e inteligente. En esto tiene mucho que ver la decisión de escoger el camino que nos conduce al bien, la vía que nos lleva a sentir la certeza que en Dios es posible vivir y que seguirlo a Él es la mejor decisión. Si pidiéramos a Dios lo que de verdad es necesario, sabríamos apreciar los tesoros que tenemos, sabríamos apreciar la pesca realizada y las perlas encontradas.

Todas estas parábolas son aplicables a nuestras vidas, al presente, a lo que vive cada corazón de hombres y mujeres que buscan la paz, la justicia, la tranquilidad, manteniendo la esperanza en medio de las dificultades. La sabiduría se presenta como una habilidad, como parte de la experiencia misma, como forma de vivir en aquellos que son conscientes del don que se tiene. Aun así tenemos que la sabiduría se forja con sencillez, tal como los grandes santos, las grandes personas que han sido discípulos del verdadero Dios, del único maestro del amor y la verdad: Jesucristo.

Quien es sabio, es inteligente y sencillo; sabe que esos dones vienen de Dios y siendo así, deben ser puestos al servicio de los demás. Ahí está la decisión que se debe tomar: cuando encontremos el tesoro del amor de Dios, seamos capaces de reflejarlo en los demás, en especial a los pobres y excluidos de nuestra sociedad, a aquellos que ven en la esperanza un hermoso tesoro y que no les debe ser arrebatada por envidias ni por falsos testimonios.

Reflexionemos: por tener dones no debemos creernos superiores, todo lo contrario, tener dones es recibir gracias por parte de Dios y ello se coloca al servicio del pueblo, de quien lo necesita, solo así podremos agradar a Dios, cumplir su voluntad y servir a los demás sin soberbia sino con sabiduría e inteligencia y, por ende, con sencillez.

MARÍA, MADRE DE LA SENCILLEZ Y LA SABIDURÍA

Ella nos enseña a ser dóciles y sencillos: “Proclama mi alma la grandeza del Señor…porque ha mirado la humillación de su esclava. Él hace proezas con su brazo, dispersa a los soberbios de corazón. Derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes…”. Recitemos siempre estas palabras que nos ayudarán a caminar por las sendas del bien y de la paz. Así sea.

Señor Jesús, Maestro del amor y de la vida,
presente en el Santísimo Sacramento del Altar, te pedimos por el mundo entero,
por nuestro país Venezuela a ti consagrado.
Estamos en tus manos y en ellas tenemos la confianza de
recibir la sanación y la liberación que necesitamos.
Estamos ante ti, sin miedo y con esperanza, recibiendo el regalo de tu presencia en la Eucaristía, de tu misericordia, de la nueva creación, de la luz.
Te pedimos por todos y cada uno de nosotros, quienes ratificamos nuestra adhesión a ti y nuestro servicio misionero en pro de los más necesitados.
Te encomendamos los enfermos, los más débiles, los pobres y excluidos.
Confiamos en ti y nos refugiamos en tu amor.
Señor de la paz, de la salud y de la misericordia, escucha la súplica de tus hijos en esta hora en la que estamos y debemos estar más unidos que nunca. Así sea.

#YoMeQUedoEnCasa
#HoyMasUnidosQueNunca
#YoTengoUnAmigoSacerdote
#YoSoyDevotoDelSantoCristo

José Lucio León Duque
Sacerdote de la Diócesis de San Cristóbal


jueves, 23 de julio de 2020

XVI° Domingo del Tiempo Ordinario, 19 de julio de 2020


¿DE QUÉ PARTE ESTAMOS?
“Tú demuestras tu fuerza a los que dudan de tu poder total, y reprimes la audacia de los que no lo conocen. Tú, poderoso soberano, juzgas con moderación y nos gobiernas con gran indulgencia, porque puedes hacer cuanto quieres”

I° lectura: Sab 12,13.16-19; Salmo 85; II° lectura: Rm 8, 26-27; Evangelio: Mt 13, 24-43

Ser cristianos no es que sea difícil, lo difícil es darnos cuenta que debemos practicar la justicia y la bondad como elementos fundamentales para vivir como sinceros y verdaderos discípulos de Jesús. En este día Dios quiere darnos a conocer su poder y su amor, un poder total y un amor infinito; Él es el único Dios, el único ante quien debemos doblar nuestra rodilla y por ello, debemos pedir, aunque no sepamos hacerlo del todo, la intercesión del Espíritu, que intercederá por nosotros ya que Él sabe cuáles son nuestras necesidades y más en este tiempo en el que nos azota el flagelo del coronavirus.

LO BUENO Y LO QUE NO ES BUENO

El Evangelio de este domingo nos da una vez más muestra del camino que debemos recorrer. Seguramente nos hemos sentido identificados con tantas de las situaciones que el Evangelio nos deja ver, pero en esta ocasión, se presenta la figura de la cizaña, es decir, el emblema de las malas influencias, de lo que no es bueno, creciendo junto a aquello que sí lo es, y por tanto, merece nuestra atención. En el lenguaje del hombre en la calle, del hombre de hoy, encontramos expresiones tales como: “no meter cizaña” o también “no ser cizañero”. Esto lo dice seguramente alguna persona que no ha escuchado el Evangelio, pero sabe de alguna fuente, que eso significa que se debe caminar por la senda del bien.

Se nos invita a seguir a Jesús con sincero corazón. No puede ser su discípulo quien calumnia, quien envidia, quien por obtener beneficios daña la fama del prójimo, quien comete injusticias desde el lugar o cargo que tiene, quien comete fraude, quien pasa por encima de los demás con tal de permanecer arriba, en lo alto. Eso no caracteriza un discípulo y por ende, no forma parte de lo que nosotros estamos llamados a ser.

El testimonio de vida debe ser claro y preciso: aunque exista la cizaña, debemos seguir nuestro camino. Aunque Satanás se interponga en la vía, debemos combatirlo con la oración y la mortificación, llevando el Evangelio a todas partes, a todos los hombres y mujeres de nuestra sociedad, dejando de lado prejuicios y ciertos usos sociales que no llevan sino al alejamiento del mensaje de Jesús.

Seamos solícitos en la expansión del Evangelio, teniendo en cuenta a los pobres y excluidos de la sociedad, los cuales son prioridad para nosotros los cristianos, a diferencia de aquellos que los usan para otros fines muy lejanos del amor de Dios; de ahí la pregunta inicial: ¿de qué parte estamos? Por ello, en nombre de Dios, pedimos a quien no está de la mano con Dios, que reflexione y verifique lo que significa dar testimonio de vida cristiana.

MARÍA, LA MADRE DE TODOS

María Santísima nos enseña a caminar de la mano con Jesús y a transmitir el evangelio a todos. Seamos verdaderos discípulos y no tengamos miedo a los que, burlándose del mismo Dios, dañan la dignidad de los hombres, olvidando que todos somos imagen y semejanza de Él. Así sea.

Señor Jesús, Maestro del amor y de la vida,
presente en el Santísimo Sacramento del Altar, te pedimos por el mundo entero,
por nuestro país Venezuela a ti consagrado.
Estamos en tus manos y en ellas tenemos la confianza de
recibir la sanación y la liberación que necesitamos.
Estamos ante ti, sin miedo y con esperanza, recibiendo el regalo de tu presencia en la Eucaristía, de tu misericordia, de la nueva creación, de la luz.
Te pedimos por todos y cada uno de nosotros, quienes ratificamos nuestra adhesión a ti y nuestro servicio misionero en pro de los más necesitados.
Te encomendamos los enfermos, los más débiles, los pobres y excluidos.
Confiamos en ti y nos refugiamos en tu amor.
Señor de la paz, de la salud y de la misericordia, escucha la súplica de tus hijos en esta hora en la que estamos y debemos estar más unidos que nunca. Así sea.

#YoMeQUedoEnCasa
#HoyMasUnidosQueNunca
#YoTengoUnAmigoSacerdote
#YoSoyDevotoDelSantoCristo

José Lucio León Duque
Sacerdote de la Diócesis de San Cristóbal

IIIº Domingo de Cuaresma, 7 de marzo de 2021

LA CASA DE DIOS ES NUESTRA CASA “Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.”...