José Lucio León Duque

José Lucio León Duque
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martes, 23 de junio de 2020

Natividad de San Juan Bautista

Natividad de San Juan el Bautista
JUAN, EL PRECURSOR
“A ti niño te llamarán profeta del Altísimo, porque irás delante del Señor a preparar sus caminos.”

Iº lectura: Is 49, 1-6; Salmo: 138; IIº lectura: Hch 13, 22-26; Evangelio: Lc 1, 57-66.80

Confiar en el amor, la bondad y la sabiduría de Dios, es fundamental para poder caminar en su nombre y hacer crecer la esperanza que viene de Él. Juan el Bautista es al único al que se le reconoce el título de Precursor de Cristo y a quien se le celebran dos fiestas litúrgicas: la Natividad y el Martirio.

San Agustín nos dice: “La Iglesia celebra el nacimiento de Juan como algo sagrado y él es el único de los santos cuyo nacimiento se festeja; celebramos el nacimiento de Juan y el de Cristo. Ello no deja de tener su significado, y, si nuestras explicaciones no alcanzaran a estar a la altura de misterio tan elevado, no hemos de perdonar esfuerzo para profundizarlo, y sacar provecho de él.”

PRECURSOR, TESTIGO, HOMBRE DE DIOS

Hoy se celebra el nacimiento de quien vive la experiencia real de la fuerza profética: de aquel que no juega con medias tintas ni se conforma con lo mínimo. Esto nos hace sentir la llamada de Dios para vivir la verdad de corazón y la vida cotidiana con transparencia, siendo honestos y leales en nuestra actitud, hacia aquellos que nos rodean, quienes comparten con nosotros, los pobres y excluidos; allí en nuestro trabajo, donde nos desenvolvemos y en medio de la situación que nos corresponde vivir en la actualidad.

En su proyecto, Dios confió a Juan la misión de ser precursor inmediato del Mesías, encargado de reconocerlo como tal y señalar su presencia en medio del pueblo. “He aquí el Cordero de Dios, el que quita el pecado del mundo”. Juan indica quién es Jesús, así como los profetas anuncian el mensaje de Dios preparando el camino al Mesías. Surge la grandeza de Juan, el más grande entre los nacidos de mujer.

Él tiene la certeza que la verdad que lo hace anunciar y dar testimonio se identifica con Cristo mismo y es por ello que se nos invita a ser portadores de la palabra de Dios con nuestro ejemplo y con la vida misma, una vida que conlleva a ser transparentes y sinceros en medio de las vicisitudes que se puedan presentar.

Así mismo, nos encontramos con la misión de denunciar aquello que nos aleja de Dios: aquellas actitudes que no permiten ver con claridad la grandeza y la misericordia de Dios. El profeta, tal como el Bautista lo hizo, anuncia el mensaje de Cristo, y al mismo tiempo denuncia la actitud carente de coherencia del aquel que dice ser discípulo del Resucitado, pero que no tiene en su interior la certeza de la presencia del amor de Dios. Ello se refleja en lo que la vida cotidiana nos muestra ya que es allí donde tenemos el escenario en el cual mostrar lo que realmente somos o lo que aparentamos ser.

Celebrar el Nacimiento de San Juan El Bautista es dar una mirada hacia el horizonte con esperanza e ilusión, siendo conscientes del rol que cada uno de nosotros debe cumplir, viviendo la fraternidad, la solidaridad y la obediencia ante lo que se nos indica para poder convivir en estos tiempos en los cuales se nos invita a cuidarnos y cuidar a los demás.

CON EL EJEMPLO DE MARÍA

María Santísima nos anima y nos ayuda a vivir en esperanza; ella es ejemplo de fortaleza y sencillez para afrontar la vida como se debe. Confiemos en que ella siempre nos acompaña y nos muestra la vía que nos lleva a Jesús.

Que nadie sienta que en su vida falta el amor de Dios, ya que todos estamos llamados a ser testigos del evangelio viviendo la unión y el amor que todos debemos llevar como única bandera y así obtener la salvación. Esto nos lleva a decir con convicción: unámonos en nombre de Dios para llevar a todos los lugares y a todas las personas el anuncio del mensaje de Jesucristo. Así sea.

#YoMeQUedoEnCasa
#HoyMasUnidosQueNunca
#YoTengoUnAmigoSacerdote

José Lucio León Duque
Sacerdote de la Diócesis de San Cristóbal

domingo, 21 de junio de 2020

XXII° Domingo del Tiempo Ordinario, 21 de junio de 2020


HABLEMOS DE DIOS SIN MIEDO 
“No tengan miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma…no tengan miedo”  

I° lectura: Jer 20, 10-13; Salmo: 68; II° lectura: Rom 5, 12-15; Evangelio: Mt 10, 26-33

En una sociedad en la que se nos han presentado diversas opciones para vivir, en la que el relativismo sigue absorbiendo la vida de muchos hombres y mujeres; sociedad en la cual la presencia del coronavirus ha azotado y azota la tranquilidad de todo el mundo; en este tipo de sociedad se nos muestra una de las mejores opciones: no tener miedo.

La palabra de Jesús en esta jornada, es precisa y clara: hay que dejar atrás el miedo y enfrentar con convicción la realidad. El discípulo, quien opta por vivir en Dios, debe reconocer que es necesario colocarse en sus manos, confiar en Él, alabándole siempre con humildad, sencillez, disponibilidad y entrega, que hacen de todos nosotros discípulos atentos, dóciles y solícitos a la bondad de Dios. Todo esto nos impulsa a darle gracias a Dios y a reconocer que la gracia que nos da Jesús, se nos da a todos por su infinita misericordia. Reflexionemos.

¿MIEDO? ¡NO! DIOS ESTÁ CON NOSOTROS

Claridad y verdad son elementos necesarios en la evangelización y el mensaje de salvación que todos debemos recibir. Se nos invita, a ser testigos de la esperanza y de la valentía que todo cristiano debe demostrar en medio de la vida ordinaria. Lamentablemente falta liderazgo, entrega, decisión en algunos sectores y el hecho mismo de dejarnos convencer de ideologías que no muestran ni tienen la intención que el hombre surja sino se quede en la oscuridad, y esto nos lleva de consecuencia a vivir en el miedo, en la oscuridad, en la zozobra. Jesús nos invita a tener confianza en Él y al mismo tiempo en nuestras capacidades,  no dejarnos vencer por las adversidades que se presentan a diario, sino ser portavoces de la verdad, de la misericordia y, hoy de manera particular, en la esperanza y para ello no hay que tener miedo ni desfallecer.

Son muchos los sitios donde se necesita llegar con la palabra de Dios, y más en la situación que se vive en el mundo, donde es necesario ir con la bandera de la verdad y sin temor, dando testimonio de nuestro compromiso como Iglesia en salida. El cristiano debe tener presente lo siguiente: en primer lugar que la evangelización es algo verdadero, real, cierto y se debe realizar con seguridad, convicción y donde sea necesario. En segundo lugar que la presencia de Jesús en nosotros es la presencia reveladora de la esperanza, de quien dándonos su vida nos da la salvación y, en tercer lugar, debemos hacernos la siguiente pregunta: ¿cómo estamos respondiendo a todo esto? En la actualidad deben surgir más personas valientes y decididas a llevar el mensaje de Cristo a todos los lugares, a los cercanos y a los lejanos, a los ricos y a los pobres, a todos aquellos que, por miedo, prefieren quedarse al margen de cualquier compromiso. Decir la verdad, actuar en ella y vivir por ella, es fundamental en el testimonio de vida cristiana. ¡Desechemos, de una vez por todas, el miedo y unámonos a Cristo! ¡Él es el camino, la verdad y la vida!

LA VIRGEN MARÍA, MUJER Y MADRE VALIENTE

María, Nuestra Madre, nos da ejemplo de vida en Dios. Ella, mujer y madre valiente, nos da la fuerza para predicar y proclamar el gozo que Dios nos da. Seamos testigos del amor de Dios, que nos lleva con valentía a ser mensajeros del evangelio de Jesús.

Señor Jesús, Maestro del amor y de la vida, te pedimos por nuestro país y por el mundo entero. Estamos en tus manos y en ellas tenemos la confianza de recibir la sanación y la liberación que necesitamos.
Estamos ante ti, sin miedo y con esperanza, recibiendo el regalo de tu presencia en la Eucaristía, de tu misericordia, de la nueva creación, de la luz.
Te pedimos por todos y cada uno de nosotros, quienes ratificamos nuestra adhesión a ti y nuestro servicio misionero en pro de los más necesitados.
Te encomendamos los enfermos, los más débiles, los pobres y excluidos. Confiamos en ti y nos refugiamos en tu amor.
Señor de la paz, de la salud y de la misericordia, escucha la súplica de tus hijos en esta hora en la que estamos y debemos estar más unidos que nunca. Así sea.

#YoMeQUedoEnCasa
#HoyMasUnidosQueNunca
#YoTengoUnAmigoSacerdote

José Lucio León Duque
Sacerdote de la Diócesis de San Cristóbal

IIIº Domingo de Cuaresma, 7 de marzo de 2021

LA CASA DE DIOS ES NUESTRA CASA “Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.”...