“Tu fe te ha curado”
“Ya que ustedes se distinguen en todo: en fe, en palabra, en sabiduría,
en diligencia para todo y en amor hacia nosotros, distínganse también ahora por
su generosidad.”
Iº lectura: Sab 1, 13-15; 2, 23-24; Salmo: 29; IIº lectura: II Cor 8, 7. 9. 13-15;
Evangelio: Mc 5, 21-43
Existen en este domingo, algunos aspectos fundamentales que nos ayudarán a entender más cerca, el significado de la fe y lo que su esencia implica en nuestras vidas. El libro de la Sabiduría nos presenta a Dios como fundamento de la vida y centro de la existencia misma del hombre. Dios crea al hombre a su imagen y semejanza para que nosotros vivamos en Él, distinguiéndonos -como se nos indica en la IIº lectura- “en fe, en palabra, en sabiduría, en diligencia para todo y en amor hacia nosotros” y cultivando cada vez la generosidad. Esto nos lleva a promover, alimentar y practicar la fe que nos hace confiar en Jesús y de quien recibimos la curación del alma y del cuerpo.
Distinguirse en generosidad…
La
presencia de Jesús en medio de su pueblo, en el corazón del hombre, en la vida
de la Iglesia, es garantía de una fe sólida y plena, que nos lleva por
verdaderos caminos de salvación. En la liturgia de la palabra, Dios nos muestra
algunos aspectos que denotan lo que cada cristiano debe tener en cuenta. En
primer lugar, San Pablo nos recuerda que distinguirse en generosidad es un
punto fundamental para vivir como verdaderos testigos del Evangelio. En segundo
lugar, el Evangelio nos recuerda claramente la necesidad que tenemos todos de
creer en Dios y en tercer lugar, los milagros que realiza Jesús, nos enseñan
que creyendo en Dios, podremos obtener muchas cosas a través de la fe. Esta
virtud sobrenatural, viene de la mano con las otras dos virtudes infusas o
teologales: la caridad y la esperanza; todas ellas dones de Dios. La fe
caracteriza el perfil de quien vive en comunión con Dios, haciendo que la
humildad, la sinceridad, el servicio y otras muchas virtudes le sean propias y
dé así testimonio de vida.
En unión con María…
En este
itinerario de fe, María Santísima nuestra madre, nos acompaña y nos indica el
camino a seguir. Ella, madre del amor y maestra de oración, nos enseña a orar,
a escuchar a Jesús y guardar en nuestro corazón sus palabras y enseñanzas para
que viviendo, unidos cada vez más a Dios, seamos testigos convencidos y sinceros
de su amor y su misericordia. Así sea.
“Cada obra de amor, llevada a cabo con todo el corazón, siempre logrará acercar a la gente a Dios.” Beata Teresa de Calcuta.
P. José Lucio León Duque
joselucio70@gmail.com
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