Solemnidad
de Pentecostés
¡Dejémonos guiar por el Espíritu!
“Cuando venga el Espíritu de la Verdad, él los introducirá en toda la
verdad, porque no hablará por sí mismo, sino que dirá lo que ha oído y les
anunciará lo que irá sucediendo.”
Iº lectura: Hch 2,1-11; Salmo 104; IIº lectura: Gal 5,16-25; Evangelio: Jn 15,26-27.16,12-15
“Ven, Espíritu Santo, y envía del Cielo un rayo de tu luz”. Una luz que irradia en medio de un mundo ofuscado por el materialismo y la falta de esperanza, pero a la vez, una luz que se expande en cada corazón para que cada uno de nosotros seamos testigos perennes del amor de Dios, manifestados en la resurrección de Jesús y en la presencia continua del Espíritu Santo en nuestras vidas. En este domingo se manifiesta la esperanza, la paz y el amor que necesitamos todos y que crece cada vez más por la adhesión a la Iglesia que cada uno experimenta y profesa.
“Todos quedaron llenos del Espíritu Santo”
La venida
del Espíritu Santo, manifestada en nuestras vidas, es la prueba cierta que la
promesa de Jesús se cumple y se hace verdad. Así como los discípulos estaban
reunidos en un mismo lugar el día de Pentecostés, se nos pide hoy, unirnos como
hijos de Dios, hermanos de Jesús y testigos del Espíritu, para manifestar a
todos la alegría que ello nos proporciona. El Espíritu que da vida a nuestras
almas, es la fuerza que nos ayuda a caminar en medio de las dificultades, es la
constancia que nos impulsa a ser verdaderos discípulos, es la paz que nuestros
corazones necesita. Pentecostés da inicio a un camino de fe y esperanza; es el
comienzo de la actividad apostólica de la Iglesia, es el itinerario donde
podemos llevar el mensaje de salvación a todos. El Espíritu Santo, fuego y
brisa, amor y esperanza, luz y guía, nos da la posibilidad de ser amantes de la
oración, fieles discípulos de la Evangelización y sembradores de la paz.
Pidamos de corazón al Espíritu Santo que entre en nuestras vidas. Pidamos por
aquellos que en su corazón sienten el vacío del amor y la misericordia; de
aquellos que por la injusticia deben callar y ser testigos silentes de una
pobreza sin retorno; de aquellos que claman al cielo y a los hombres, la
misericordia que es menester para fortalecer su propia vida; de aquellos cuyas vidas
se encuentran al borde del abismo deseando no caer…ven Espíritu Santo, ayúdanos
a ser portadores de la certeza que sólo el Evangelio da a quienes firmemente
creemos en él. Cada uno de nosotros está llamado a proclamar cada día, la
petición que nos lleve a sentir la presencia del Espíritu: “ven, Espíritu
Santo... ven, Padre de los pobres; ven, dador de los dones; ven, luz de los
corazones. En el esfuerzo, descanso; refugio en las horas de fuego; consuelo en
el llanto”
María Santísima, nos guía en todo momento
En el
camino de la luz, de la paz y la esperanza nos acompaña de la mano María
nuestra madre. Ella nos motiva y nos guía por el camino justo y hace de todos y
cada uno de nosotros, verdaderos testigos de la presencia del Espíritu Santo en
la Iglesia, en cada uno de nosotros. María está ahí, junto a nosotros, junto a
sus hijos. Ello es garantía del amor y la inhabitación de Dios en nuestras
vidas. “Todos ellos perseveraban en la oración con un mismo espíritu... en
compañía de María, la Madre de Jesús... Acudían diariamente al Templo con mucho
entusiasmo” (Hech. 1, 12-14 y 2, 46). Así sea.
P. José Lucio León Duque
joselucio70@gmail.com