José Lucio León Duque

José Lucio León Duque
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viernes, 30 de octubre de 2009

Solemnidad de Todos los Santos

“La victoria es de nuestro Dios”

“Dichosos ustedes cuando les insulten y les persigan y les calumnien de cualquier modo por mi causa. Estén alegres y contentos, porque su recompensa será grande en el cielo.”


I° lectura: Ap 7, 2-4.9-14; Salmo: 23; II° lectura: IJn 3, 1-3; Evangelio: Mt 5, 1-12


Hace algún tiempo, leía lo siguiente: “…los santos, para dicha nuestra y de ellos mismos, fueron hombres -y mujeres- de carne y hueso como nosotros” (Felice Accrocca, tomado y traducido de su libro “Tommaso da Cori, Amico di Dio e degli uomini”). Leyendo esto y reflexionando sobre lo que la liturgia de la Palabra nos presenta en este día, podemos tener la certeza que Dios nos llama a caminar, ya desde ahora, en las vías de la santidad. La multitud de los santos, presente en las lecturas y manifestada en la Iglesia, nos da a entender que debemos ver más allá de lo que comúnmente tenemos frente a nosotros. Debemos sentir la certeza que el camino escogido no es el equivocado y que el amor que Dios nos ha tenido y por el que somos sus hijos, nos permitirá alcanzar el premio que está preparado para los bienaventurados.


Jesús nos enseña el camino: ¡Él mismo!

Bienaventurados los pobres de espíritu, los que lloran, los sufridos, los que tienen hambre y sed de justicia, los misericordiosos, los limpios de corazón, los que trabajan por la paz…todos serán llamados hijos de Dios (Evangelio). Esta certeza es el camino de esperanza que Dios nos da para que seamos testigos de su palabra y la hagamos vida en la cotidianidad. Santos somos los miembros de la Iglesia, santos son todos los que han seguido y siguen el ejemplo de Jesús, santos son los que oficialmente son reconocidos por la Iglesia y aquellos, que aún no siendo reconocidos públicamente, han sido testigos del amor de Dios en medio del mundo. Sentir que la santidad es un peso es no darnos cuenta que esa es la razón de vivir del cristiano. El maestro llama bienaventurados a aquellos que forman parte del corazón de Dios; a los que viven sin pensar en ambigüedades; a los que sin serlo, se sienten excluidos por los que, no siéndolo, se sienten dueños de las conciencias. El Evangelio nos promete una recompensa y ella se da, solo en la medida que seamos conscientes y responsables del cumplimiento de nuestros deberes como cristianos. ¿Quiénes son los santos? No dejemos nunca de preguntárnoslo, no pasemos de largo ante la propuesta de llegar a serlo y cada día esforcémonos por vivir los preceptos del Evangelio con obras de caridad, poniendo por obra lo que creemos gracias a la fe.


María Santísima, Reina de Todos los Santos…

En las letanías damos a Nuestra Madre de cielo un calificativo muy significativo. La Madre de Dios es la Reina de Todos los Santos, es quien nos da ejemplo de humildad para poder dar fe que es posible llegar a ser bienaventurados ya que “todo el que tenga puesta en Dios esta esperanza, se purifica a sí mismo para ser tan puro como Él”… Así sea.


“No podemos decir al mismo tiempo quiero y no quiero: quiero ser santo y no quiero serlo. Deberíamos preguntarnos porque no somos santos gozando de la presencia y bendición de Cristo en el tabernáculo y de la posibilidad de recibir su cuerpo y su sangre en la comunión”. (Beata Teresa de Calcuta)

P. José Lucio León Duque

joselucio70@gmail.com

IIIº Domingo de Cuaresma, 7 de marzo de 2021

LA CASA DE DIOS ES NUESTRA CASA “Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.”...