José Lucio León Duque

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jueves, 11 de septiembre de 2014

Nuestra Señora de Coromoto, patrona de Venezuela y de nuestra Comunidad Parroquial



NUESTRA SEÑORA DE COROMOTO
Madre de todos


"María conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón" (Lc 2, 19) La presencia de la Virgen María en nuestras vidas es una prueba tangible del amor de Dios hacia nosotros. Ella, humilde sierva del Señor, nos enseña que el amor y la entrega a Dios es el estilo de vida que debemos seguir como cristianos.
 
La Iglesia venezolana y nuestra parroquia se llenan de alegría por la celebración de la Fiesta de Nuestra Señora de Coromoto, patrona de Venezuela y de nuestra comunidad parroquial. Durante estos días, la fe y la devoción de los fieles ha quedado evidenciada en las manifestaciones de amor hacia ella a través del Santo Rosario, de la reflexión mariana y de la celebración Eucarística, centro de la vida cristiana.

Cada cristiano, como fiel discípulo de Jesús, se acerca a María con el fin de pedirle favores, de solicitarle alguna gracia particular, pero sobre todo, demostrando que nuestra fe, la fe del pueblo de Dios, se fortalece haciendo vida lo que el Evangelio nos enseña.

María Santísima, nuestra madre del cielo, conservaba cada palabra, cada gesto, cada experiencia, meditando todo en su corazón -nos dice el Evangelio-. Ella, esclava del Señor, proclama su grandeza y ofrece a cada uno de nosotros, el plan de vida que debemos tener como testimonio personal y comunitario. Su vida ha sido el ejemplo vivo de la acción de Dios, como garantía de salvación mediante una fe vivida y transmitida con sinceridad, sencillez, fe y docilidad.

La Fiesta de Nuestra Señora de Coromoto no es una fiesta más. Es un momento de encuentro con Dios a través de la vida misma de María Santísima. Es un despertar que nos motiva a sentir en Evangelio como parte esencial del ser cristiano y a vivirlo como un itinerario de Fe que nos lleva a ser cada vez mejores testigos y misioneros en medio del mundo.

También nosotros estamos llamados a meditar cada palabra del Evangelio, a conservar en nuestro corazón cada riqueza que Dios nos da a través de su Palabra, de la Eucaristía, de cada momento de intimidad con Él en la oración. Por ello, en el marco de esta Fiesta, estamos invitados a ser misioneros en la Evangelización de cada día, en nuestra familia, en nuestra comunidad, en nuestro corazón.

La fidelidad a Dios y la entrega personal como servicio apostólico son dos elementos que María Santísima nos enseña. Ella se aparece y está en cada corazón, en cada hombre y mujer que busca a Dios, en el pobre, en el excluido, en todos y cada uno de nosotros. Dios nos permita conservar y meditar lo que un cristiano sincero y transparente debe vivir. Estamos llamados a ello y nuestra respuesta sincera será la alegría más grande que podamos darle a Dios y a nuestra Madre Santísima.

Hoy, Fiesta de Nuestra Señora de Coromoto, coloquémonos a sus pies como signo de docilidad y humildad. Pidámosle a ella, la Bella Señora, que nos guie por caminos de paz, amor, fidelidad, misericordia pero sobre todo, en la sinceridad que debe caracterizar la Fe de todos y cada uno de nosotros. Así sea.

José Lucio León Duque
Párroco de Nuestra Señora de Coromoto
Diócesis de San Cristóbal - Venezuela


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