¡QUÉ BIEN
SE ESTÁ CON JESÚS!
“Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Rom 8,31)
“Si Dios está con nosotros, ¿quién contra nosotros?” (Rom 8,31)
Iº lectura: Gen 22,1-2.9-13.15-18; Salmo: 115; IIº lectura: Rom 8, 31b-34; Evangelio:
Marcos 9, 2-10
Escuchar a Jesús, el Hijo
Predilecto y estar bien con Él: es la invitación que Dios dirige hoy a los
creyentes. Las
lecturas nos presentan el ejemplo del creyente capaz de sentirse bien con Dios
y escuchar su voz, encontrando el modelo de nuestra fe y apoyándonos en el don
que Dios nos ha dado. Se nos recuerda que a través de Jesús, Dios está de
nuestra parte y es la vía a seguir.
CONFIANZA
PLENA EN DIOS
Partiendo
de la figura de Abraham, símbolo de un pueblo aliado con Dios, podemos
constatar la importancia de fiarnos totalmente a su Palabra. Esta palabra se ha
revelado en plenitud en la persona de Jesucristo que se revela y se transfigura
ante sus discípulos y a través del tiempo, en nuestra vida. Él es la lámpara
que Dios ha colocado para guiar nuestros pasos, la luz para nuestros días, la
estrella de cada mañana que nos acompañará a la transfiguración total en luz
plena de la mañana sin ocaso.
Es por
ello que con Él debemos hablar, escucharle, sentirnos bien, dialogar en la
oración y a partir de allí, seguir un itinerario en el cual cada uno de
nosotros tenga la misión de verificar la centralidad de la Palabra de Dios en la
propia vida. Jesús se manifiesta, se presenta en su magnificencia y se hace
presente con humildad y sencillez en el alma de todo aquel que da su
disponibilidad a la conversión. ¡Qué bien
estamos con Jesús!
Este
domingo nos da la posibilidad de ver en Él la fuente de la que brota la
confianza que debemos tener en Dios, la esperanza de la presencia continua del
Espíritu y la certeza de poder transmitir el mensaje del Evangelio a todos y en
todas partes. La invitación es esta: estar bien con Jesús, participar con el
testimonio de vida en el constante caminar con Él y ver en su presencia en
medio de nosotros el deseo de ser discípulos y testigos de la luz que irradia
su manifestación en todos y cada uno de nosotros.
MARÍA,
MADRE DE LUZ
El camino
hacia la pasión, muerte y resurrección de Jesús, se ve acompañado por nuestra
madre del Cielo. Es necesario dejarnos amar y proteger por ella. Seamos buenos
hijos e invoquemos siempre su maternal protección. Así sea.
José Lucio León Duque
Joselucio70@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario