José Lucio León Duque

José Lucio León Duque
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lunes, 12 de mayo de 2008

¿La vida es un deporte?

Una de las noticias que últimamente nos está atrayendo y absorbe nuestro interés es, sin duda, la Copa América 2007. De esto podemos hablar y escribir mucho, podemos ahondar miles y miles de temas y de ello nos encargaremos poco a poco, sin prisas.
¿Tiene que ver la religión, la vida y el deporte algo que ver entre sí? Para muchos esto es algo obvio, ya que es necesario hacer ejercicio para mantenerse en forma y ayudar al alma a un equilibrio mejor en la vida.
Viendo los diferentes itinerarios que el deporte ha dejado en la historia, sabiendo la importancia que tiene el deporte en la vida del hombre de hoy, trataremos de dar una respuesta más o menos a la mano para todos, pequeños y grandes, fanáticos y no.
¿La vida es un deporte? “El deporte -en definición tomada de la web- es una actividad física generalmente sujeta a determinados reglamentos. Tiene la doble vertiente del ejercicio y de la competición”. Si esta definición nos acerca a la realidad podemos decir que la vida debe ser ejercitada, entrenada y puesta en práctica. No se está buscando darle una connotación competitiva en cuanto se debe ser egoísta, sino se trata de ver lo que podemos hacer con nuestra vida y cómo debo también cuidarla a través de ejercicios.
Buscando definiciones al respecto encontramos que “el ejercicio puede significar varias cosas, generalmente actividades físicas o mentales consistentes en la repetición de ciertas rutinas, con el fin de desarrollar una determinada habilidad”. Esto, aunque no se presenta como un modelo de vida en sí, nos empieza a dar algunas pautas para que el itinerario en el que estamos nos de una respuesta buena y positiva.
Es necesario ver el deporte y el ejercicio. El deporte en la vida se puede complementar con el ejercicio personal de cada uno. Los expertos nos pueden dar las normas necesarias para poder ejercitar nuestro cuerpo y nuestro espíritu.
En la vida cristiana se nos presenta la oportunidad para realizar ejercicios espirituales, es decir, entrenarnos para esta “en forma” en las cosas de Dios. En ello tiene que ver mucho el deporte, pues es necesario que exista una disposición corporal para ello.
Diciendo que la vida es un deporte, estamos afirmando que es posible conjugar la actividad física con la actividad espiritual y ello puede darse si entendiéramos el valor de estar bien en el cuerpo y en el alma.
En el camino de la vida tenemos la oportunidad de ver que el deporte sí puede darse en la vida de una manera limpia, sincera y sin prejuicios. La vida del hombre de hoy, que se entrega a tanto materialismo y superficialidad debe ser objeto de entrenamiento, y este se debe dar en la medida que nos dediquemos en nuestro lugar de misión a ser verdaderos portadores del mensaje de Jesús quien nos recuerda que, cuando nos sintamos cansados y agobiados, en Él encontramos el alivio necesario y el consuelo para nuestras debilidades y así renovarnos cada día más en espíritu y verdad.

"Quizá el músculo del corazón, en el que nadie repara, es el que más habría que ejercitar."

Por José Lucio León Duque
joselucio70@hotmail.com

1 comentario:

José Lucio León Duque dijo...

Por algo hay que empezar, animo hermano.

IIIº Domingo de Cuaresma, 7 de marzo de 2021

LA CASA DE DIOS ES NUESTRA CASA “Los mandatos del Señor son rectos y alegran el corazón; la norma del Señor es límpida y da luz a los ojos.”...