José Lucio León Duque

José Lucio León Duque
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sábado, 27 de noviembre de 2010

I Domingo de Adviento

Caminemos hacia Dios sin miedo y con alegría
“La noche está avanzada, el día se echa encima: dejemos las actividades de las tinieblas y pertrechémonos con las armas de la luz”

Iº lectura: Is 2,1-5; Salmo: 121; IIº lectura: Rom 13, 11-14; Evangelio: Mt 24, 37-44

Desde hoy se nos indica el camino que debemos seguir en este tiempo de Adviento que comienza. Es un tiempo de esperanza, de actividad, de atención y de buenas obras. Las lecturas nos llevan a centrar la atención en algunos temas fundamentales: encontrarse con Dios y caminar con Él, dejando peleas y sin guerras (1º lectura); actuemos bien, guiados por Dios y dándonos cuenta que debemos caminar en pleno día, con las armas de la luz (2º lectura) y estemos preparados para cuando el Señor venga (Evangelio).

Salir al encuentro del Señor con gozo
El tiempo de Adviento es un momento favorable en el cual la Iglesia nos muestra su riqueza y su amor para con nosotros. Nos invita a dar pasos importantes respecto a la presencia de Dios en nuestra vida, e igualmente se nos indica la segunda venida de Jesucristo al final de los tiempos. No veamos esto como una amenaza, como algo que mientras más lejos esté o menos se hable de ello es mejor, pues aunque parezca como una situación con lo que terminará nuestra existencia, no es así. La presencia de Dios es alegría, es gozo; encontrarnos con Él es vivir con sinceridad la unidad, es dar una luz de esperanza a quien la necesita con la certeza que Dios está ahí, junto a nosotros, guiándonos con su luz. Este día y este tiempo, se presenta como una señal pues se nos invita con garantía y seguridad a caminar hacia el encuentro del Señor; se nos motiva a decir con el salmista: “¡qué alegría cuando me dijeron: «Vamos a la casa del Señor»! La luz es guía, es lo que se opone a la oscuridad y a las obras que nos alejan de Dios, es lo que se opone a la maldad que entra en el corazón de quien vive sin Él, a las injusticias cometidas por falta de amor, de honestidad, de decisión. San Pablo nos exhorta claramente a despertar, y así darnos cuenta del momento en el que vivimos; nos invita a revestirnos del amor de Jesús para alejar todo aquello que nos aparta de la verdadera vía.

La madre de la luz
María Santísima nos anima y nos ayuda a vivir en esperanza; ella es ejemplo de fortaleza y sencillez para afrontar la vida tal como debe ser. Confiemos en que ella siempre nos acompaña y nos muestra la vía que nos lleva a Jesús. Que nadie sienta que en su vida falta el amor de Dios, ya que todos estamos llamados a ser testigos del evangelio viviendo como discípulos y misioneros, la unión y el amor que todos los pueblos debemos llevar como única bandera y así obtener la salvación. Esto nos lleva a decir con convicción: unámonos en nombre de Dios para llevar a todos los lugares y a todas las personas el anuncio del mensaje de Jesucristo. Así sea.

P. José Lucio León Duque
joselucio70@gmail.com

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