Proclamar a Dios con esperanza
“Galileos, ¿qué hacen ahí plantados mirando al cielo? El mismo Jesús que
les ha dejado para subir al cielo volverá como le han visto marcharse.”
Iº lectura: Hch 1, 1-11; Salmo: 46; IIº lectura: Ef 1, 17-23; Evangelio: Mc 16,15-20
La Ascensión de Nuestro Señor marca la culminación de su misión en la tierra, pero también marca el inicio de la misión de los apóstoles en todo el mundo. Las lecturas de hoy describen la ascensión de Cristo y la misión que Él encomendó: “vayan y hagan discípulos de todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo” (Mateo 28, 19). La presencia espiritual de Cristo permanece con nosotros hasta el final de los tiempos. Los hechos de los apóstoles unen los eventos ocurridos después de la Pasión de Jesús hasta el momento de la Ascensión. La carta a los Efesios pone una nota particular. Recuerda solemnemente que el poder de Dios, manifestado en la vida terrena de Cristo y su resurrección, nos ha abierto la esperanza de la gloria futura.
La misión en la Iglesia
Podemos
contentarnos muchas veces con mantenernos dentro de las paredes de nuestra comodidad.
Ésta no es la misión confiada por Jesús. Los católicos estamos llamados a
permanecer en el mundo, construir con espíritu positivo y mejorar la realidad
con la vivencia de nuestra fe católica y su significado. Sabemos que todo lo
humano puede reflejar genuinamente la gloria de Dios. Debemos creer que Dios ya
está obrando en el corazón del hombre, mediante la gracia y sus inspiraciones,
para que éste le encuentre en el Evangelio. La misión que nos da Jesús se debe
reflejar en la vida cotidiana, en el actuar de cada momento, en medio del
pueblo, llegando al corazón de cada hombre y cada mujer. La fiesta de hoy nos
muestra dos perspectivas que nos pueden ayudar a entender y practicar la vida
en Cristo. En primer lugar, Jesús sube al cielo e ir al cielo es ir a Dios, es
estar junto a Él, vivir con el resucitado y aceptar de corazón la salvación que
nos viene del amor de Dios. En segundo lugar, la ascensión significa para la
Iglesia la glorificación en el Padre. Es una fiesta de esperanza y de una
promesa especial para todos nosotros. Todo esto nos recuerda que el cielo es la
meta que debemos alcanzar y preparándonos aquí en la tierra.
María Auxiliadora acompaña nuestra vida
En este
domingo de la Ascensión del Señor, María Auxiliadora nos enseña el camino para
llegar a Jesús. Es un día especial para meditar sobre nuestra adhesión al amor
de Dios, sobre el camino de esperanza que debemos recorrer y sobre la paz que
Jesús da a nuestras vidas. Pidamos a Dios con fe, por intercesión de María
Santísima, que nos “dé espíritu de sabiduría y revelación para conocerlo”.
Que ilumine los ojos de nuestro corazón, y así poder comprender “cuál es la
esperanza a la que nos llama”. Así sea.
Hoy es la jornada mundial de las Comunicaciones Sociales. Felicitamos a todos los que cada día se dedican a llevar el mensaje del Evangelio a través de los Medios de Comunicación Social.
P. José Lucio León Duque
joselucio70@gmail.com
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