“Descúbrenos, Señor, tus caminos”…
“Velen, pues, y hagan oración continuamente, para que puedan escapar de todo lo que ha de suceder y comparecer seguros ante el Hijo del hombre”.
“Velen, pues, y hagan oración continuamente, para que puedan escapar de todo lo que ha de suceder y comparecer seguros ante el Hijo del hombre”.
Iº lectura: Jer 33,14-16; Salmo: 24; IIº lectura: I Tes 3, 12-4,2; Evangelio: Lc 21,25-28.34-36
La celebración del Adviento que cada año vivimos,
nos presenta la espera de Jesús de manera evidente ante nuestros ojos y en
nuestra mente; nos conduce a darnos cuenta que necesitamos de Él ante el vacío
del que muchas veces somos protagonistas.
Se nos invita a realizar un serio examen
de conciencia sobre dos puntos fundamentales: ¿a quién estamos esperando? y ¿de
qué manera lo haremos? ¡Hay que prepararse!
Salir al encuentro del Señor
El profeta Jeremías nos muestra la promesa que hace
Dios: “En aquellos días y en aquella hora, yo haré nacer del tronco de David,
un vástago santo, que ejercerá la justicia y el derecho en la tierra”.
La
presencia de Dios es confianza, es seguridad; encontrarnos con Él es vivir con
sinceridad la unidad, es dar una luz de esperanza a quien la necesita con la
certeza que Dios está ahí, junto a nosotros, guiándonos con su luz.
Este día y
este tiempo, se presenta como una señal pues se nos invita con garantía y seguridad
a caminar hacia el encuentro del Señor; se nos motiva a decir con el salmista:
“Descúbrenos, Señor, tus caminos, guíanos con la verdad de tu doctrina…”
Dios nos guía, es lo que se opone a la inseguridad
y a las obras que nos alejan de Él, es lo que se opone a la maldad que entra en
el corazón de quien vive sin Él, a las injusticias cometidas por falta de amor,
de honestidad, de equilibrio…San Pablo nos exhorta claramente a dejarnos
inundar del amor de Dios, y así darnos cuenta del momento en el que vivimos;
nos invita a revestirnos de ese amor -presente en nosotros y en el prójimo-
para alejar todo aquello que nos aparta de la verdadera vía; nos motiva a
seguir progresando en el camino de Dios, para que las actividades de las
tinieblas y, por ende, todo aquello que implique odio, violencia física y
moral, insultos, ofensas, blasfemias, injusticias, divisiones, se disipen ante
la espera gozosa de la venida de Jesús que llega a iluminar nuestra vida con la
paz, el amor, la verdad, la justicia, la misericordia...
La madre de la espera…
María Santísima nos anima y nos ayuda a vivir en
esperanza; ella es ejemplo de fortaleza y sencillez para afrontar la vida como
debe ser. Confiemos en que ella siempre nos acompaña y nos muestra la vía que
nos lleva a Jesús.
Que nadie sienta que en su vida falta el amor de Dios, ya
que todos estamos llamados a ser testigos del evangelio viviendo la unión y el
amor que todos debemos llevar como única bandera y así obtener la salvación.
Esto nos lleva a decir con convicción: unámonos en nombre de Dios para llevar a
todos los lugares y a todas las personas el anuncio del mensaje de Jesucristo,
del Evangelio de la verdad…Así sea.
p. José Lucio León Duque
joselucio70@hotmail.com
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