Santo Cristo de los Milagros de La Grita |
“La santidad no es un privilegio para algunos, sino una obligación para todos, para usted y para mí”. Estas palabras de la beata Teresa de Calcuta nos hacen ver con claridad, la necesidad que tenemos todos de unirnos verdaderamente a Dios siendo discípulos de Jesús en el anuncio del Reino de Dios.
En la actualidad son muchos los caminos que se nos presentan con el fin de encontrar vías de escape que nos lleven al mejoramiento personal o grupal, y en muchas ocasiones todo queda en una simple teoría que al final no nos deja nada. La santidad es algo concreto, algo que se vive, que se cultiva, que se desarrolla en el corazón de hombres y mujeres, deseosos de vivir en unión con Dios y al servicio de los hermanos.
“Con el ejemplo de los santos aprendemos el camino más seguro por el que, entre las vicisitudes mundanas, podremos llegar a la perfecta unión con Cristo o santidad, según el estado y condición de cada uno” (Lumen Gentium, 50, b). El Concilio Vaticano II así como todos los documentos de la Iglesia, nos llevan de la mano con el fin de mostrarnos el camino que debemos seguir. Optar por Él es seguir y vivir su mensaje de vida y de verdad. Es hacer una elección ante el sinnúmero de situaciones que se nos presentan en la actualidad. Es entrar en el corazón del pueblo necesitado, de pueblo hambriento y sediento de Dios, un pueblo que levanta sus manos al cielo y mirando fijamente al firmamento, pide señales de amor, de misericordia y de paz.
En una sociedad donde diversas ideologías, algunas de las cuales buscan un progreso siguiendo pautas erróneas, se ve la figura del cristiano como una opción que es posible elegir y vivir de manera real. No se puede llegar a la santidad siguiendo ideologías personales sin sentido, caprichos pseudo religiosos o pensamientos "politiqueros"; se llega a la santidad siguiendo principalmente a Jesús, su palabra, su testimonio, su vida, su entrega solidaria a los demás, como Buen Pastor que es.
El papa Francisco en su enseñanza del 28 de octubre de 2014 (que invito vivamente a leer y meditar), en el Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, nos recuerda -entre otras cosas- lo siguiente: “Solidaridad es una palabra que no cae bien siempre, yo diría que algunas veces la hemos transformado en una mala palabra, no se puede decir; pero es una palabra mucho más que algunos actos de generosidad esporádicos. Es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos.”
No aspiremos a ser santos de nicho, ni a ser mencionados públicamente, ante todo seamos fieles discípulos de Jesús, solidarios con el prójimo, recordando las palabras del Beato Pablo VI: “Todo cristiano debe ser un verdadero cristiano, un perfecto cristiano. ¿Y cómo se llama la vida perfecta de un cristiano? Se llama “santidad”. Por ello, todo cristiano debe ser santo”.
Pidamos al Santo Cristo de los Milagros de La Grita y a nuestra Madre, la Virgen de la Consolación, poder llevar a todos los lugares y personas el mensaje de amor, paz y justicia, siendo testigos de la verdad que viene de Dios, evangelizando en Espíritu y Verdad hacia la Reconciliación: esa es la vía. Así sea.
Nos unimos en oración por las intenciones de la Iglesia, del Santo Padre Francisco, de nuestro obispo Mario del Valle, del presbiterio y de todo el Pueblo de Dios.
Nos unimos en oración por las intenciones de la Iglesia, del Santo Padre Francisco, de nuestro obispo Mario del Valle, del presbiterio y de todo el Pueblo de Dios.
José Lucio León Duque
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