“Hermanos:
Para vivir en libertad, Cristo nos ha liberado. Por tanto, manténgase firmes, y
no se sometan de nuevo al yugo de la esclavitud. Hermanos, su vocación es la
libertad: no una libertad para que se aproveche la carne; al contrario, sean
esclavos unos de otros por amor.”
Iº lectura: I Re 19, 16b. 19-21; Salmo: 15; IIº lectura: Gal 5, 1. 13-18; Evangelio: Lc 9, 51-62
La Sagrada
Escritura cultiva el amor incondicional con el cual debemos seguir las
huellas que Dios deja en nuestras vidas. Es un camino en el cual la llamada que
Dios realiza, se presenta en varios aspectos que son el tema de reflexión en
este domingo. La vocación que hoy se nos
muestra, puede observarse desde algunos puntos de vista que, desde la
creación del mundo, se revela en la acción de Dios: su Palabra hace
resplandecer el amor y la esperanza en medio de la oscuridad que muchas veces
se nos presentan.
LA
VOCACIÓN: CAMINO DE LIBERTAD
Una primera escena la encontramos en la vocación de Eliseo, heredero y discípulo de Elías,
quien es revestido de una insignia profética y que, en adelante, tendrá abierto
un nuevo horizonte, lleno de luz y a la vez atormentado. Una segunda escena la vemos en San Lucas, quien presenta las
palabras de Jesús como una propuesta radical y a la cual, cada uno de nosotros
debe responder. Una tercera escena se
muestra en la condición del Hijo de Dios: El no se apega a las cosas materiales
y enseña a quien desea seguirlo, la pobreza que se debe vivir. Una cuarta escena se propone en el modo
cómo se viven los afectos, que aún pareciendo paradójico, enseñan a tener y
practicar la prioridad al momento de manifestar nuestro amor a Dios.
Todo esto
se centra en la misma llamada de Jesús, quien en el Evangelio, muestra una
vocación precisa: la cruz en Jerusalén. Hacia ella se dirige, con amor total e
incondicional, con una exigencia que nos pide también a nosotros. Nuestra
vocación por tanto, debe ser impregnada y vivida en el amor, en la
misericordia, en la esperanza y en la libertad, solo así obtendremos la
salvación que nos hará libres en medio de un mundo lleno de vicisitudes. Ella
se presenta como una llamada, no como “dejar
algo” o “alguien” para perder,
sino “perder” para encontrar la vía
que nos lleva al amor que Dios nos regala manifestado en la cercanía con el
prójimo.
MARÍA
SANTÍSIMA: LIBRE Y HUMILDE
Nuestra
Madre del cielo nos enseña con su vida, cómo debemos ser: libres y humildes.
Ella, madre de Jesús y madre nuestra, nos muestra un camino de salvación, el
cual se hará vida cada vez que como ella digamos con fe y esperanza: “hágase en mi según tu palabra”; es la
libertad y el compromiso que se traducen en la vida cotidiana, ayudando a todos
sin excepción. Así sea.
José Lucio
León Duque
joselucio70@gmail.com
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