José Lucio León Duque

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miércoles, 17 de junio de 2020

XXIº Aniversario del Servicio Episcopal de Mons. Mario del Valle Moronta a la Diócesis de San Cristóbal, 18 de junio de 2020

Escudo Episcopal de Mons. Mario Moronta

“SERVIDOR Y TESTIGO”
"Tengan cuidado de ustedes y de toda la grey, en medio de la cual les ha puesto el Espíritu Santo como vigilantes para pastorear la Iglesia de Dios, que Él se adquirió con la sangre de Su propio Hijo". (Hch 20,28)

La vida del sacerdote es un itinerario de servicio y de testimonio. La llamada que Jesús hace a cada sacerdote es un signo del amor infinito que tiene para con quien, dejándolo todo por amor a Dios, sigue las huellas del Sumo y Eterno Sacerdote. Hace 21 años, Mons. Mario del Valle, llegaba al Táchira, a la Diócesis de San Cristóbal, y desde ese momento su camino en servicio del Pueblo de Dios en esta grey se proyecta como un reflejo de la vocación que se hace vida, servicio y testimonio.

San Juan XXII, el papa bueno, nos dice: Toda la santificación personal del sacerdote ha de modelarse sobre el sacrificio que celebra, según la invitación del Pontifical Romano: “Conoce lo que haces, imita lo que tratas”. Más aún cedamos aquí la palabra a Nuestro, inolvidable predecesor en su exhortación Menti Nostrae: “Como toda la vida del Salvador estuvo orientada al sacrificio de sí mismo, así también la vida del sacerdote -que debe reproducir en sí mismo la imagen de Cristo-, debe ser con El, por El y en El un sacrificio aceptable…Por lo tanto, no se contentará con celebrar la Santa Misa, sino que la vivirá íntimamente; sólo de esta manera podrá alcanzar la fuerza sobrenatural que le transformará y le hará participar en cierto modo de la vida de expiación del mismo Divino Redentor” (San Juan XXIII, Encíclica Sacerdotii nostra primordia, 1955).
Mons. Mario y el Papa Francisco

El Obispo, ministro de Jesucristo, vive y participa de la misión encomendada como servidor y testigo, no como un funcionario sino como un Pastor, que guía y conoce a sus ovejas, llevándolas por caminos de fe, esperanza y caridad. Es una invitación a ver la Iglesia como la propia casa, donde cada uno de nosotros forma parte, sin exclusión y donde se experimenta cada día el gozo y la alegría del don recibido.

San Pablo VI, en ocasión de la Ordenación de Presbíteros y Diáconos en Bogotá, el 2 de agosto de 1968, nos exhorta: “Dios tiene en nosotros su instrumento vivo, su ministro y por tanto su intérprete, el eco de su voz; su tabernáculo, el signo histórico y social de su presencia en la humanidad, el hogar ardiente de irradiación de su amor hacia los hombres. (Cf. S. Greg., Regula Pastoralis I: contemplatione suspensus).”

La acción pastoral de Mons. Mario del Valle, se ha manifestado en el fortalecimiento de la fraternidad sacerdotal y la cercanía al presbiterio, así como la dedicación y servicio en cada aspecto pastoral que la Diócesis ha necesitado. Las visitas pastorales, la convocación y realización del IIº Sínodo Diocesano, el fortalecimiento de las Parroquias, la atención a aquellas comunidades más necesitadas. El amor al Seminario y la preocupación por las vocaciones, así como también su dedicación en la enseñanza y, actualmente, a través de las redes sociales y la tecnología que permite llegar, a pesar de las dificultades y la crisis, a la mayoría de fieles -en todo el mundo- con la Santa Misa, las charlas, cursos y reflexiones diarias.

Monseñor Mario, nuestro Obispo, servidor y testigo, hace 21 años el Señor Jesús le encomendó una misión importante: ser Pastor de los tachirenses, de este pueblo fecundo, generoso y profundamente devoto. Desde ese día le confirió una misión para guiar el Pueblo de Dios por caminos de esperanza, servicio y testimonio. Ese día marcó una huella imborrable que le ha acompañado durante este camino: el amor al sacerdocio y la fraternidad hacia el Pueblo de Dios y los sacerdotes. Dios le sigue confiando la tarea de ser SERVIDOR Y TESTIGO en cada instante de su vida y le da a cada momento la fuerza, la fe y el ánimo para seguir cultivando en medio de esta grey el Evangelio de Cristo quien le recuerda siempre: “ánimo, soy yo, no tengan miedo” (Mt 14, 27).

Nos unimos en oración, como Iglesia Diocesana del Táchira, como presbiterio, como Seminario, como pueblo, al gozo del ministerio episcopal de Mons. Mario del Valle, quien a través de estos años, ha sabido Configurarse a Cristo, Buen Pastor, en el que siempre ha confiado y a quien siempre ha encomendado su ministerio. Pedimos a María del Táchira, nuestra Madre de la Consolación, y al Santo Cristo de los milagros de la Grita le guíe en todo momento. Así sea.

#YoMeQUedoEnCasa
#HoyMasUnidosQueNunca
#YoTengoUnAmigoSacerdote
José Lucio León Duque
Sacerdote de la Diócesis de San Cristóbal

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