HABLEMOS DE DIOS SIN
MIEDO
“No tengan miedo a los
que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma…no tengan miedo”
I°
lectura: Jer 20, 10-13; Salmo: 68; II°
lectura: Rom 5, 12-15; Evangelio: Mt 10, 26-33
En una sociedad en la
que se nos han presentado diversas opciones para vivir, en la que el
relativismo sigue absorbiendo la vida de muchos hombres y mujeres; sociedad en
la cual la presencia del coronavirus ha azotado y azota la tranquilidad de todo
el mundo; en este tipo de sociedad se nos muestra una de las mejores
opciones: no tener miedo.
La palabra de Jesús en
esta jornada, es precisa y clara: hay que dejar atrás el miedo y enfrentar con
convicción la realidad. El
discípulo, quien opta por vivir en Dios, debe reconocer que es
necesario colocarse en sus manos, confiar en Él, alabándole siempre con humildad,
sencillez, disponibilidad y entrega, que hacen de todos nosotros discípulos
atentos, dóciles y solícitos a la bondad de Dios. Todo esto nos impulsa a darle
gracias a Dios y a reconocer que la gracia que nos da Jesús, se nos da a todos
por su infinita misericordia. Reflexionemos.
¿MIEDO? ¡NO! DIOS ESTÁ
CON NOSOTROS
Claridad y verdad son
elementos necesarios en la evangelización y el mensaje de salvación que todos
debemos recibir. Se nos invita, a ser testigos de la esperanza y de la valentía
que todo cristiano debe demostrar en medio de la vida ordinaria.
Lamentablemente falta liderazgo, entrega, decisión en algunos sectores y el
hecho mismo de dejarnos convencer de ideologías que no muestran ni tienen la
intención que el hombre surja sino se quede en la oscuridad, y esto nos lleva
de consecuencia a vivir en el miedo, en la oscuridad, en la zozobra. Jesús nos invita a tener confianza en Él
y al mismo tiempo en nuestras capacidades, no dejarnos vencer por las
adversidades que se presentan a diario, sino ser portavoces de la verdad, de la
misericordia y, hoy de manera particular, en la esperanza y para ello no hay
que tener miedo ni desfallecer.
Son muchos los sitios
donde se necesita llegar con la palabra de Dios, y más en la situación que se
vive en el mundo, donde es necesario ir con la bandera de la verdad y sin temor,
dando testimonio de nuestro
compromiso como Iglesia en salida. El cristiano debe tener presente lo
siguiente: en primer lugar que la evangelización es algo
verdadero, real, cierto y se debe realizar con seguridad, convicción y donde
sea necesario. En segundo lugar que la presencia de Jesús en
nosotros es la presencia reveladora de la esperanza, de quien dándonos su vida
nos da la salvación y, en tercer lugar, debemos hacernos la
siguiente pregunta: ¿cómo estamos respondiendo a todo esto? En la actualidad
deben surgir más personas valientes y decididas a llevar el mensaje de Cristo a
todos los lugares, a los cercanos y a los lejanos, a los ricos y a los pobres,
a todos aquellos que, por miedo, prefieren quedarse al margen de cualquier
compromiso. Decir la verdad, actuar
en ella y vivir por ella, es fundamental en el testimonio de vida cristiana.
¡Desechemos, de una vez por todas, el miedo y unámonos a Cristo! ¡Él es el
camino, la verdad y la vida!
LA VIRGEN MARÍA, MUJER Y
MADRE VALIENTE
María, Nuestra Madre,
nos da ejemplo de vida en Dios. Ella, mujer y madre
valiente, nos da la fuerza para predicar y proclamar el gozo que Dios nos da.
Seamos testigos del amor de Dios, que nos lleva con valentía a ser mensajeros
del evangelio de Jesús.
Señor Jesús, Maestro del amor y de la vida, te pedimos por nuestro país
y por el mundo entero. Estamos en tus manos y en ellas tenemos la confianza de
recibir la sanación y la liberación que necesitamos.
Estamos ante ti, sin miedo y con esperanza, recibiendo el regalo de tu
presencia en la Eucaristía, de tu misericordia, de la nueva creación, de la
luz.
Te pedimos por todos y cada uno de nosotros, quienes ratificamos nuestra
adhesión a ti y nuestro servicio misionero en pro de los más necesitados.
Te encomendamos los enfermos, los más débiles, los pobres y excluidos.
Confiamos en ti y nos refugiamos en tu amor.
Señor de la paz, de la salud y de la misericordia, escucha la súplica de
tus hijos en esta hora en la que estamos y debemos estar más unidos que nunca. Así sea.
#YoMeQUedoEnCasa
#HoyMasUnidosQueNunca
#YoTengoUnAmigoSacerdote
José Lucio León Duque
Sacerdote de la Diócesis
de San Cristóbal
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