¡GRACIAS MADRE!
“Él hace proezas con su brazo: dispersa a los
soberbios de corazón, derriba del trono a los poderosos y enaltece a los
humildes, a los hambrientos los colma de bienes y a los ricos los despide
vacíos.” (Lc 1, 51-53)
Cada año los fieles, no sólo del Táchira, sino de otros
lugares de Venezuela y más allá, se acercan a los pies de nuestra Madre de la
Consolación de Táriba, para decirle ¡gracias! y también para pedirle por
diversas necesidades. Sin duda alguna, siente lo que nuestras madres,
experimenta en su corazón la angustia por nuestro mal comportamiento y a la vez
la alegría cada vez que nuestra actitud está acorde a la voluntad de Dios. Este es un momento de fiesta que no se
presenta sólo una vez al año, sino todos los días, ya que el amor por nuestra
Madre de la Consolación es y debe ser permanente.
MARÍA SANTÍSIMA NOS ABRAZA A TODOS
La Virgen es seguridad y garantía, ya que a través de
ella, llegamos a Dios. Ella es madre sin excepción, ella acoge en su corazón a
todos sin distinción, ella une en su vida a tantos y tantos hijos dispersos que
están en constante búsqueda del verdadero camino, ella nos abraza a todos.
María Santísima, la mujer vestida de sol, la madre de
la consolación, la madre de quien viene todo amor y comprensión, nos cuida, nos
protege y nos invita también a ser constantes, fieles y sobre todo, a
comportarnos como buenos hijos. Ella se apresura a visitar a su prima Isabel.
Ese gesto es muestra que, en medio de su silencio, existe un gran corazón y por
ello fue conveniente que desde lo alto, el buen Dios se fijara en este ser tan
especial y puro, tan maravilloso y sencillo, tan inmenso y humilde.
María es verdadero modelo de humildad y comprensión,
en ella se conjugan todas las prerrogativas necesarias para convertirse, como
lo hizo, en ejemplo para todas las generaciones. Es evidente que la sencillez
de María engrandece su imagen, su figura y su vida entera, enaltece lo que en
una persona debiera ser algo normal: el amor de Dios presente en la vida
cotidiana.
María nos visita, nos acompaña, corre presurosa a
atender a sus hijos, ¡bendita entre las mujeres! ¡bendita y dichosa porque
estás con nosotros!, ¡bendita porque nos llevas en tu corazón!
MARÍA, EJEMPLO DE LA MUJER DE HOY
El papa Benedicto XVI nos regala la siguiente oración, “Madre del «sí», tú has escuchado a Jesús y conoces
el timbre de su voz y los latidos de su corazón. Estrella de la mañana,
háblanos de Él y cuéntanos cómo es tu camino para seguirle por la senda de la
fe. María, que en Nazaret viviste con Jesús, imprime en nuestra vida tus
sentimientos, tu docilidad, tu silencio que escucha y haz florecer la Palabra
en opciones de auténtica libertad. María, háblanos de Jesús, para que la
frescura de nuestra fe brille en nuestros ojos y caliente el corazón de quien
se encuentra con nosotros, como lo hiciste al visitar a Isabel, que en la
ancianidad se alegró contigo por el don de la vida..:” (Benedicto XVI a los jóvenes en Loreto, Italia, 2007)
María
Santísima nos visita, nos acompaña, corre presurosa a atender a sus hijos.
¡Bendita
tú María! Porque no te rebajaste, sino diste plenitud a la humildad que nace de
un corazón sincero…
¡Bendita
tú María! Porque gracias a tu disponibilidad, se abrieron las puertas del
corazón de Dios para que todos pudiésemos recibir sus gracias…
¡Bendita
tú María! Porque nos das a tu Hijo, para que con su vida, muerte y
resurrección, seamos bendecidos, amados y salvados.
¡Bendita
tú María! Madre de la Consolación, pues a todos nos das la posibilidad de
apoyarnos en tu regazo y comprender que en ti está el camino que nos lleva a
Jesús…
Acudamos fieles a nuestra Madre de la Consolación,
acudamos con humildad y con convicción, pidámosle con fe por nuestra patria,
por nuestro estado, por nuestra diócesis, por la Misión Diocesana y llevemos el
más grande regalo que un hijo puede dar a su madre: fidelidad, obediencia y
amor. Así sea.
José Lucio León Duque
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