CONVERTIRSE
Y PREPARARSE
“El Señor no tarda en cumplir su
promesa, como creen algunos. Lo que ocurre es que tiene mucha paciencia con
vosotros, porque no quiere que nadie perezca, sino que todos se conviertan.” (2Pe 3,9)
Iº
lectura: Is 40,
1-5. 9-11; Salmo: 85; IIº lectura: 2Pe 3, 8-14; Evangelio: Mc 1, 1-8
Prepararse
para la conversión es una de las invitaciones que se nos regala en el tiempo de
Adviento, y de manera especial, en este segundo domingo. Se presenta la figura
sencilla, austera y llena de fe del precursor: Juan el Bautista. Su misión es
la de preparar el camino del Mesías, llamando al pueblo de Israel a convertirse
y arrepentirse de los pecados.
PREPARAR EL
CAMINO
El
evangelista Marcos se concentra en el hecho de que Juan el Bautista ha
anunciado la inminente venida del Mesías indicando su grandeza. Su tarea es
esa: atraer la atención hacia Jesús y mostrar al mismo tiempo el modo como
vivía Juan, en el desierto y con austeridad, siendo para nosotros ejemplo de
esperanza, firmeza y conversión. Mientras continúa el camino del Adviento y nos
preparamos para celebrar la Navidad, se verifica en nuestra sociedad el llamado
de Juan, la voz que grita en el desierto, en el vacío en el que muchas veces
nos encontramos.
Es un
llamado que motiva a abrir nuestros corazones y recibir al Hijo de Dios que
viene en medio de su pueblo. Está en juego nuestro destino: nuestro
comportamiento hoy, será garantía de la recompensa eterna. Juan habla a través
de los siglos, a todas las generaciones, a todos y cada uno de nosotros. Sus
palabras, claras y duras, son alivio para el hombre de hoy; hombres y mujeres
de nuestro tiempo, donde aún se perciben síntomas de mentalidades
materialistas.
La “voz que grita en el desierto” nos
invita a preparar la venida de Jesús, y ello se proclama en “los desiertos de hoy”, desiertos
interiores y exteriores, sedientos del agua viva que es Cristo, que se dona a
aquellos que tienen la disposición de vivir la conversión. ¡Imitemos este
estilo de vida en medio de la vida cotidiana!
MARÍA NOS
ENSEÑA Y AYUDA A ESPERAR
En pocos días celebraremos el
nacimiento de Jesús. En los
pesebres colocaremos su imagen, muchos le dejarán sus “carticas” y los tradicionales villancicos hacen que un solo canto
se eleve al cielo para entonar junto a los ángeles la paz, la alegría y la
justicia.
No dejemos
pasar este momento favorable y recordemos siempre que alguien espera de
nosotros -colocando la atención en los
pobres y excluidos-, la alegría que viene de Dios y el testimonio de una
vida, que como la de María Santísima, nos enseña la paciencia y la humildad. Así sea.
José Lucio León Duque
joselucio70@gmail.com
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