TÚ ERES MARÍA, LA MADRE DE DIOS
“María
conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón.” (Lc 2, 19)
Iº lectura: Num 6, 22-27; Salmo:
66; IIº lectura: Gal 4, 4-7; Evangelio:
Luc 2, 16-21
Terminamos
e iniciamos el año con nuestra madre del cielo: La Virgen María. Hija
de Joaquín y Ana, quien dijo SÍ a la palabra de Dios. Madre de Jesús, abrazando
con alegría, fe y sin mancha alguna de pecado la voluntad salvífica de Dios. Se
consagró totalmente como esclava del Señor, a la persona y a la obra de su Hijo,
sirviendo al misterio de la redención. En el Concilio de Éfeso (a. 431), donde
se afirma la naturaleza humana y divina de la única persona del Verbo en
Jesucristo, se afirma también la maternidad divina de María.
Vivimos el acompañamiento y la
guía que durante este tiempo hemos podido compartir junto a ella, en la espera
del nacimiento de Jesús, motivo principal por el cual celebramos la Navidad.
María Santísima nos acompaña en este itinerario de esperanza.
Ella
nos guía por sendas de justicia, de paz, de comprensión, de igualdad. Se
nos invita a proclamar el nombre de Dios a todos y en todas partes; dar
testimonio de vida en medio de las comunidades como verdaderos cristianos e
instruirnos siempre más para llevar el mensaje correcto y veraz que proviene
del amor de Dios. En este nuevo año que comienza, junto a los proyectos que la
Iglesia diocesana nos presenta, debemos tener en cuenta la oración que cada día
debemos elevar a Dios por la Iglesia, el Santo Padre, los obispos, nuestro
obispo, los sacerdotes, religiosos y religiosas y todo el pueblo santo de Dios.
La
oración es la base que nos ayuda a construir la civilización del amor, a creer,
vivir y anunciar el Evangelio y a unirnos cada vez más a Dios y entre nosotros
para llevar el mensaje de la verdad que el mundo de hoy necesita.
Caminemos juntos, en nombre de Dios, para fomentar la esperanza y la paz, en
medio de un mundo que muchas veces se sumerge en la indiferencia y en las
crisis sociales, políticas y económicas.
Dios bendiga a todos, a cada una
de las familias y a cada corazón, que este año sea de esperanza plena en Dios
que nos guía y en María que nos cubre con su manto de amor maternal. Así sea.
“Salve, Señora,
santa Reina, santa Madre de Dios, María, que eres Virgen hecha Iglesia y
elegida por el santísimo Padre del cielo, a la cual consagró Él con su
santísimo amado Hijo y el Espíritu Santo Paráclito, en la cual estuvo y está
toda la plenitud de la gracia y todo bien”
(San Francisco, Saludo a la B.V. María).
José Lucio León Duque
joselucio70@gmail.com
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