¿DÓNDE ESTÁ JESÚS?
“Levántate, brilla, Jerusalén, que llega tu luz; la
gloria del Señor amanece sobre ti. Mira: las tinieblas cubren la tierra, la
oscuridad los pueblos, pero sobre ti amanecerá el Señor, su gloria aparecerá
sobre ti; y caminarán los pueblos a tu luz…” (Is 60, 1-3)
Iº lectura: Is 60,1-6; Salmo: 71; IIº
lectura: Ef 3, 2-3a. 5-6; Evangelio: Mt 2, 1-12
La
liturgia de la palabra de este día, desea introducirnos en el misterio del
Mesías, el Hijo de Dios en toda su grandeza y particularmente centrado en el
anuncio de la muerte y la resurrección. El episodio de los magos, en
contraposición de la actitud de Herodes, se centra en la pregunta: “¿Dónde está el Rey de los judíos que ha
nacido?” (Mt 2,2). Se proponen ambas partes encontrar al Hijo de Dios,
pero con intenciones opuestas. Los magos,
porque desean ofrecer sus dones a la realeza divina; los otros porque temen ser usurpados en el poder.
Los magos son modelo de obediencia perfecta a Dios
quien les guía con su luz. Él les ha
hablado al corazón a través de la luz de una estrella que les ha acompañado a
lo largo de su viaje. Al acercarse y encontrarlo sienten una gran alegría, así
como lo veremos tiempo después en los apóstoles por la resurrección de Jesús.
Es el gozo que premia la fe y la obediencia de los magos y de tantos que, como
ellos, confían en la luz que proporciona el amor y la paz que viene de Dios.
También
hoy se tiene miedo de Jesús, de su realeza, de su presencia en medio del mundo. Su presencia es símbolo de seguridad y confianza,
es fortaleza en las dificultades, es vida en medio del desierto que se presenta
cada vez que olvidamos a aquellos que necesitan nuestro apoyo y ayuda. Buscar a
Jesús, es buscar el camino justo, la luz que guía nuestras vidas, el compromiso
que debemos asumir como sinceros seguidores de esa luz que Dios nos coloca,
para encontrar con determinación a Jesús en cada uno de nosotros y de nuestros
hermanos.
El episodio de los magos se concluye con una
anotación práctica: ellos son advertidos que no regresen donde Herodes sino que
regresen por otra parte. Dios cuida su hijo, a los magos, nos cuida a todos. Nos
da los medios para enfrentar las vicisitudes que se nos presenten con el fin de
salir victoriosos y seguir caminando por itinerarios que nos lleven a la
conversión, a un cambio profundo que solo quien encuentra a Cristo puede
experimentar.
CON
MARÍA SANTÍSIMA, CAMINAMOS EN LA ESPERANZA
María
Santísima, madre de Dios y madre nuestra nos acompaña en este itinerario de
esperanza. Elevemos nuestra ferviente oración a Dios por la Iglesia, el Santo
Padre, los obispos, nuestro obispo, los sacerdotes, religiosos y religiosas y
todo el pueblo santo de Dios. Él nos bendice a todos y cada uno de nosotros. Que
la esperanza plena en Dios nos guíe y María Santísima nos cubra con su manto de
amor maternal. Así sea.
José
Lucio León Duque
Joselucio70@gmail.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario