¡BENDITO, SIEMPRE BENDITO!
“Hosanna al Hijo de David, bendito el que viene en
el nombre del Señor, hosanna en las alturas…” (Mc 11,9-10)
Iº
lectura: Is 50,
4-7; Salmo: 21; II° lectura: Fil 2, 6-11; Evangelio:
Pasión de nuestro Señor Jesucristo según San Marcos15, 1-39
El
compromiso cuaresmal y el camino de conversión encuentran en este domingo una
etapa decisiva. Litúrgicamente revivimos el recibimiento de Jesús, su entrada en
Jerusalén: “¡Bendito el que viene en el
nombre del Señor!”. La oración en este día nos sitúa en el clima del triduo
pascual, se nos invita a tener presente la gran enseñanza de la pasión, para
participar en la gloria de la resurrección.
La figura misteriosa del “siervo del Señor”, nos lleva a reflexionar sobre la dinámica de la
escucha y de la palabra. El himno de la segunda lectura nos acerca a los
sentimientos de Jesús. Él es para nosotros una síntesis maravillosa de la
conformación del creyente a Cristo. El Evangelio de la pasión muestra en Jesús
el cumplimiento del proyecto salvífico de Dios: su muerte es testimonio de
fidelidad al Dios de la vida. Él no dejará vacía la esperanza puesta en Él.
JESÚS, SIERVO SUFRIENTE
El maestro fue proclamado “Cristo” por Pedro
en Cesarea de Filipo (Mc 8,29); es reconocido “Hijo de Dios” por un
pagano; un centurión bajo la cruz dijo: “Verdaderamente este hombre era Hijo
de Dios” (Mc 15,39). También Jesús, frente al Sumo Sacerdote, respondiendo
a la pregunta si era Hijo de Dios, el hijo del Dios bendito, Jesús responde: “Yo
lo soy. Y verán al Hijo de Dios…” (Mc 14, 61-62). En el Bautismo (Mc 1,11)
al inicio del Evangelio de Marcos y en el corazón de la transfiguración (Mc
9,7), la voz del cielo, el Padre, indica en Jesús de Nazaret el “su Hijo
amado...” en Getsemaní será Jesús mismo quien llamará a Dios papá, “Abbá” (Mc 14,36).
Junto a esta evidente y clara identidad filial de
Jesús de Nazaret a través de estos títulos que recibe y que le son propios,
encontramos un Jesús que conduce un camino que lo llevará a la soledad. De
estar con tanta gente, pasando por la compañía de Pedro, Santiago y Juan y
llegando a Getsemaní, se ve el camino directo que nos lleva a concentrarnos en
la obra misma de Jesús: su obra, su significado, su vida en el corazón de todos
y cada uno de nosotros. El texto de Isaías, presenta la figura del siervo de Yahvé,
aquel que escucha la Palabra de Dios para encontrar en Él confianza y consuelo.
La misión del siervo, así como la de Jesús, comporta persecución, tortura,
muerte. Su fuerza estará en su adhesión total a la voluntad de Dios y en la
certeza que no lo dejará en la muerte.
Este día es día de fiesta, de esperanza. Jesús asume su condición de Hijo de Dios y
en esos momentos significativos en los que se declara esa relación de
filiación, es que el cristiano siente la necesidad de identificarse cada vez
más a Cristo y, por ende, a la predicación y vivencia del Evangelio de la
verdad en medio del pueblo.
MARÍA, JUNTO A JESÚS, JUNTO A NOSOTROS
Nuestra
Madre del Cielo está siempre a nuestro lado. Ella es quien nos guía por las
sendas del amor y de la paz. Seremos fieles testigos del Evangelio de Jesús, en
la medida en que nos dejemos guiar por la amorosa protección de nuestra Madre.
Dejémonos guiar por ella y propaguemos en todas partes, la alegría de vivir
junto a Jesús. Así sea.
José Lucio León
Duque
joselucio70@gmail.com
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