EL
CRISTIANO:
SEMILLA QUE CRECE
“Dios ya nos
conoce plenamente, y espero que también ustedes nos conozcan de la misma
manera.” (2Cor 5,11)
I° lectura: Ez 17, 22 - 24; Salmo: 91; I° lectura: 2Cor 5, 6 - 11; Evangelio:
Mc 4, 26 -34
La liturgia de la Palabra de hoy nos muestra algunas
imágenes que nos ayudan a vivir el cristianismo de una manera más profunda: el crecimiento, la planta y la semilla. Nuestra
misión es clara: ayudar en la extensión sin límites del Reino de Dios y su
crecimiento en nuestras vidas y en las de nuestros hermanos.
FERTILIDAD
CRISTIANA
Para comprender mejor la parábola de la semilla que
crece de esa manera, sin que nadie sepa cómo, debemos ver el tiempo en el que
vivió Cristo. Las técnicas modernas para incrementar el crecimiento y la
producción a través de químicos y máquinas, era totalmente desconocida. Se
dejaba todo a la fertilidad del suelo, el cual espontáneamente hacía crecer la
planta y el fruto.
Jesús quiere darnos una respuesta clara a nuestras
dudas: Dios nos invita a tener paciencia
en un mundo que vive en el contexto de la pobreza y la intranquilidad. Si la
realización del Reino no depende de nosotros, debemos ser pacientes. La
tranquilidad en la extensión del Reino de Dios no es sinónimo de una espera
inerte. El cristiano debe obrar con una mentalidad nueva, consciente de que
Dios actúa en cada corazón y que llama con el deseo de nuestra respuesta
disponible.
La verdadera pobreza es esta: hacer cada cosa sin
atribuirnos un mérito que no tenemos; obrar con todas nuestras fuerzas sin
pretender nada de preciso. Es una lección de humildad que nos lleva a
encontrarnos con un itinerario de fe que nos ayuda a vivir el Evangelio como
testigos del amor de Dios.
MARÍA:
INSTRUMENTO DE DIOS
María Santísima se presenta como un instrumento de Dios que nos da
ejemplo de pobreza, humildad y paciencia. Estamos
llamados a vivir como ella y dejar a Dios ser Dios, quien siembra en nuestras
vidas la semilla del amor y la misericordia, con el fin de extender su Reino en
la vida cotidiana con nuestro ejemplo de vida, nuestro testimonio y la
confianza en que podemos ser discípulos y misioneros siguiendo los pasos de
Cristo. Así sea.
José
Lucio León Duque
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