Jesús entra triunfal en nuestras
vidas…
“…de modo
que al nombre de Jesús toda rodilla se doble -en el cielo, en la tierra, en el
abismo-, y toda lengua proclame: ¡Jesucristo es Señor!, para gloria de Dios
Padre.”
Iº lectura: Is 50, 4-7; Salmo: 21; IIº lectura: Fil 2, 6-11;
Evangelio: Pasión de Nuestro Señor Jesucristo
según San Lucas 22, 14-23, 56
El
itinerario cuaresmal nos conduce a la salvación que, a través de la pasión,
muerte y resurrección de Jesús, se revela parte fundamental de nuestra vida
cristiana. Los cristianos, de todo tiempo, de toda la historia, somos llamados
a mirar este itinerario con esperanza.
Esa esperanza nos enseña que Jesús,
entrando en Jerusalén, entra igualmente en nosotros, en nuestro corazón. Es un
camino de fe que muestra la misericordia, el perdón, la cercanía, la confianza
que Dios coloca en nuestra vida.
El itinerario cuaresmal: un camino de vida
Durante esta
cuaresma, se nos ha mostrado la misericordia de Dios en varias perspectivas y su
luz ilumina nuestra vida dejando fe que su amor es más grande de lo que podamos
pensar o sentir. Jesús quiere entrar en nuestro corazón y se hace realidad al
realizar una gran procesión: no sólo la del domingo de ramos o la del
itinerario cuaresmal; una procesión que se presenta como la prolongación de la
vida en Cristo, de su amor al pueblo que clama justicia y que, a su vez, desea
no perder la esperanza.
Escuchemos a Cristo, no podemos echarnos para atrás. Es
fundamental ver este camino de vida como un despertar ante la pasividad y la
falta de amor que se presenta en el mundo. Cuando Jesús entra en Jerusalén,
entra en cada una de nuestras vidas, entra en la vida de la Iglesia y ello nos
lleva a ayudar a los demás a entrar en la justicia, en el diálogo, en la paz,
en la unidad. Jerusalén se viste de gala, se llena de gozo, es privilegiada
ante la presencia del maestro.
Hoy Jerusalén representa todo el mundo, todos
aquellos lugares donde, viviendo de nuevo ese momento triunfal, colocan
alfombras de vida y gritan de júbilo y alegría ante la presencia de Jesús. El
hombre de hoy es iluminado por el paso del maestro; las palmas y los ramos se
mueven y se agitan gracias a la oración y la misericordia que vienen de Dios;
los cantos de alabanza son la voz de tantos hombres y mujeres que claman
justicia, paz, igualdad, tranquilidad en un mundo lleno de materialismo y
superficialidad y que no pierde la esperanza de una renovación plena.
María nos acompaña hoy y siempre
En la gran procesión
de la vida, del itinerario cristiano de todos y cada uno de nosotros, está la
presencia maternal de María. Ella nos acompaña y nos guía a la participación de
la pasión, muerte y resurrección de su hijo, quien con su amor infinito da su
vida por cada hombre y cada mujer. Como discípulos y misioneros, unámonos más a
Cristo y participemos en las ceremonias de Semana Santa de nuestras comunidades
llevando el mensaje del evangelio, mensaje de paz, de esperanza, de justicia. Así
sea.
“La ternura no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo
contrario: denota fortaleza de ánimo y capacidad de atención, de compasión, de
verdadera apertura al otro, de amor.”
S. S.
Francisco
P. José Lucio León Duque
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